Aunque en España se cuentan con los dedos de una mano los buenos peladores -estilistas o peluqueros de ganado- no es un oficio en auge. Lo achacan a que cada vez hay menos certámenes y a la apatía que hay en el sector ganadero. Tras la pista, en la que las reses desfilan como modelos, hay un "backstage", donde se las acicala, sobre todo, a las frisonas.
Uno de estos profesionales que ayer se aplicaba en dejar a los animales guapos para el concurso de ganado de Villaviciosa -en el último día de las fiestas del Portal- era el cántabro Alberto Llera. Tras lavar bien al animal y pelarlo en la cuadra, en el recinto se dan los últimos retoques, como poner a punto el lomo con cepillo, secador, laca y máquinas para cortar el pelo. La intención es "corregir los defectos", pues cuanto más recto parezca, mejor.
"Nos movemos por todos los concursos de España para preparar a las vacas", afirma Llera, pero aunque "puede ser una salida profesional", lamenta que "están desapareciendo muchos y hay menos trabajo". Destaca que la técnica "se practica en casa, no se estudia" y es fundamental "que te gusten las vacas". El animal también requiere preparar la ubre. Luis Mariano García Alonso, de Argüeru, precisó el servicio del cántabro porque "tiene que ser un profesional que haga bien su trabajo". Tomás Peláez, de Salas, es uno de los preparadores asturianos y recomienda "que te guste, mucha afición y dedicación". El cántabro Adrián Entrecanales cree que ser pelador, como él, "debería ser" una salida profesional, pero no pinta bien. Las asturianas de los valles, aunque menos, también se acicalan. Es importante lavarlas y limpiar los cuernos, como se afanaban Manuel Arroyo y Santiago Aguirre, otros de los preparadores.
