El presidente honorífico del PSOE de Siero, José Luis Fernández Roces, tiene una larga trayectoria en el socialismo y el sindicalismo minero que le permite hablar con conocimiento de causa de buena parte de la historia de un partido cuya agrupación polesa celebra el día 22 de septiembre su centenario.

Vivió la clandestinidad, la cárcel, el exilio y la democracia, siempre implicado en la militancia, y después de toda esa experiencia no duda en decir que "ahora es todo más fácil: coser y cantar".

En vista de todo lo que pasó, es difícil quitarle la razón. Comenzó a trabajar a los 13 años como albañil hasta que entró a la mina en 1960. Tres años antes se había afiliado al PSOE, y hasta 1962 fue responsable de prensa y propaganda del Comité Ejecutivo de la FSA.

El año 1962 dejó una huella profunda en su trayectoria. Fue el de los paros mineros de abril. Hasta entonces, celebraban reuniones clandestinas "por los montes, nunca en el mismo sitio, y sin apuntar nada; lo teníamos todo en la cabeza, no podías poner nada por escrito porque te podían parar". Aquel año descubrieron su participación en el partido. "La Guardia Civil me vino a buscar, me llevaron al cuartel de Langreo y me dieron una paliza tremenda". Después estuvo preso en Oviedo durante tres meses y, al salir, se exilió en Francia. Pasó un tiempo en Toulouse y Valence y posteriormente en Lieja (Bélgica), donde formó parte de la UGT y el PSOE del exilio. Regresó en 1969 cuando las cosas todavía no eran fáciles, y estuvo trabajando desde entonces en el pozo Pumarabule, en Carbayín. En los últimos años del franquismo participó en la reorganización del SOMA-UGT. Fue secretario de la Sección del SOMA-UGT en Pumarabule desde 1978 a 1982. Se jubiló en1990.

En Bélgica conoció a Manuel Villa, y él fue uno de los que lo propuso para candidato. La política ha sido parte inseparable de su vida, pero él, aunque siempre ha militado en el PSOE, se ha sentido más atraído por el sindicalismo minero. "Los mineros eran los más activos para conquistar los derechos de los obreros", asegura.

Aunque retirado de la actividad, el socialismo sigue corriendo por sus venas y se siente parte de un movimiento que, aunque ha cambiado mucho, todavía tiene una esencia que lo retiene.