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La Pola | Maravillas del mercado

La avellana viene escasa, pero sana

"Es una pena que muchos cultivos estén abandonados y quede por apañar fruto", lamenta el agricultor Alejandro Muñiz

Alejandro Muñiz, con un puñado de avellanas, ayer, en su puesto del mercado poleso. MARIOLA MENÉNDEZ

"Regular, no hay tanta". Es como define Alejandro Muñiz esta cosecha de avellana, que está en pleno apogeo. "No ha sido un año ni bueno ni malo del todo", resume. Pero, aunque hay poca, sí trae buen tamaño y viene sana. Hubo "demasiada lluvia y demasiado frío" en el verano y eso "afectó en general a la huerta y a los frutales", razona este vendedor del mercado de los martes de Pola de Siero. Destaca que "el avellano se da en toda Asturias y en todo tipo de terreno. Es un árbol rústico".

Para Alejandro Muñiz, "es una pena que esté tan abandonado su cultivo, porque hay que podar y abonar. Los avellanos no están cuidados ni atendidos". Agrega que, por lo general, están "envejecidos". Lo achaca a que son pocos los agricultores que se dediquen a su explotación y "poca gente va a avellanas". Así que no es de extrañar que quede fruto por apañar y se pierda. Este agricultor, que ayer vendía algunas de estas avellanas en el puesto de la Pola, reconoce que, al ser un fruto pequeño, su recolección da trabajo. Pues, además, hay que esbillarla para extraerla del garrapiellu, aunque hay quien prefiera dejarla ahí para comerla verde. Pero lo habitual es dejarla secar al sol. Suele tardar en curar alrededor de una semana. Pero tanto esfuerzo también tienen su recompensa, pues el kilo cotiza sobre 6 euros. A ese precio la vende Alejandro Muñiz en su puesto.

Aunque la mayoría de los consumidores de avellana prefieren comerla en crudo, también es un ingrediente muy demandado en la elaboración de postres. No sólo es un ingrediente básico de algunas tartas, también se utiliza para preparar casadielles, apunta Muñiz.

Agrega que la recogida de la avellana comienza a finales de agosto, pero es septiembre su mes estrella, algo antes que la nuez -más propia de octubre- y la castaña -a partir de noviembre-. Este año la cosecha llega en su tiempo, ni retrasada ni adelantada, apunta Alejandro Muñiz.

La avellana, al igual que otros frutos secos, es muy valorada por sus propiedades nutricionales muy saludables. Contiene, entre otros, antioxidantes, minerales (calcio, fósforo y magnesio), vitaminas, ácido fólico y oleico. Se le atribuye un beneficioso efecto cardioprotector, pues las avellanas favorecen el equilibrio de los niveles de colesterol. Además, tiene proteínas y destaca que son ricas en arginina, que es un aminoácido que contribuye al buen funcionamiento del sistema cardiovascular.

Los nutricionistas también aconsejan el consumo de avellana porque son buenas cuando se realiza un esfuerzo extra físico o mental, pero igualmente ayudan a equilibrar los niveles de estrés, combatir el estreñimiento, la hipertensión arterial, la anemia, la diabetes o los parásitos intestinales. Incluso son recomendadas hasta para combatir la osteoporosis.

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