Tazones puso ayer domingo el cierre a sus festejos del año con la celebración de la fiesta en honor a San Miguel, patrono de la parroquia, y la Virgen del Rosario. La fiesta, con un gran componente de tradición marinera, "recuerda tiempos en que los pescadores marchaban a la costera del bonito, y a su regreso, que coincidía con estos festejos, los vecinos daban las gracias por regresar a casa después de trabajar duro alejados de la familias para poder traer el sustento para pasar el invierno", explica Cristina Carneado, entusiasta de la celebración y vecina tazonera.

La fiesta que antiguamente se denominaba "celebración día de octubre", apunta Carneado, comenzó con la Banda de Gaites Villaviciosa el Gaiteru llenando de sones de gaita las calles y plaza del puerto. A continuación se celebró la misa solemne oficiada por el nuevo párroco, José Manuel Fueyo Méndez, y cantada por el Coro Voces de Cimadevilla.

Tras la misa, y desafiando la lluvia, tenía lugar una lucida procesión acompañada por los ramos con ofrendas, adornados con redes, panes y manzanas, donde llamaban la atención niños y mayores vestidos de marineros.

La banda de gaitas, en la plaza central del puerto, ponía el broche final a unos festejos que atrajeron a centenares de asistentes a Tazones.