El poleso Enrique Fernández Álvarez quiere expresar su agradecimiento al corredor que le auxilió en la senda del río Nora cuando un caballo le tiró de la bicicleta en la que circulaba. No recuerda quién era porque se encontraba bastante conmocionado, y quiere darle las gracias personalmente por su gesto solidario. Destaca que, incluso, se ofreció a acompañarle hasta la Pola, pues el lugar donde se produjo el accidente fue a la altura de Marcenao. Pero pudo irse él solo.

El accidente tuvo lugar el día 29 de septiembre, sobre la una de la tarde, explica la esposa, Amparo Cocho. Circulaba en bicicleta en dirección a Lieres por la senda fluvial del río Nora cuando se encontró con una mujer a caballo por este circuito, a pesar de que sólo está permitido el tránsito de peatones y bicicletas. Al cruzarse, el animal le golpeó con la parte trasera y tiró a Enrique Fernández, desplazándole a unos dos metros. El golpe fue tan fuerte que resultó conmocionado y hasta el casco se partió.

La amazona paró y, cuando comprobó que se recuperaba, prosiguió su marcha. Un hombre que iba corriendo y pasó por la zona fue el primero en auxiliarle y por eso le está muy agradecido. Pero el susto, la situación y el impacto le impiden ahora recordar quién era para poder darle las gracias. Cree que es vecino de la Pola, pero no tiene más datos.

Cuando se repuso, Enrique Fernández Álvarez logró regresar a su casa por su propio pie. Pensaba que todo había quedado en una caída, pero seguía con muchos dolores, así que acudió al médico, que le derivó a las urgencias del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). Tenía dos vértebras fracturadas y estiman que necesitará al menos un mes para poder recuperarse. Sigue aún convaleciente y reponiéndose del golpe.

Con la intención de localizar al chico que le ayudó tras la caída, su hija ha recurrido a las redes sociales para intentar dar con quien auxilió su padre. Quieren darle las gracias por su generoso gesto.

Este accidente ha propiciado todo tipo de críticas porque un caballo estuviera en la senda del Nora, un paseo muy transitado por peatones y bicicletas. Estas quejas se suman a las de muchos usuarios que denuncian la presencia, demasiado habitual, de perros sueltos, con el peligro que puede entrañar y el malestar que genera a muchos paseantes.