El Muséu del Pueblu d'Asturies de Gijón atesora, gracias a una donación reciente, dos pequeñas joyas que lo vinculan a Pola de Siero: dos güevos pintos fechados a principios del siglo pasado, uno en 1929 y otro en 1932.

El director del centro, Xuaco López, sostiene que se trata de "verdaderas piezas de museo por su calidad y estado de conservación". De autor anónimo, los huevos han sido cedidos por Ramón Morán, de Peñaullán (Pravia), que los tenía en su casa desde hacía mucho tiempo y consideró que merecía la pena donarlos para beneficio del museo y de todos los que lo visitan. "Son los primeros huevos pintados que ingresan en el museo anteriores a la Guerra Civil", explica el director del centro.

El más antiguo, que es el que tiene mayor valor artístico, lleva pintado por su anverso una cara de mujer con un estilo modernista y en el reverso la inscripción: "Recuerdo de Pola de Siero 1929", que da fe de su origen inequívoco. Tiene alguna resquebradura pero su estado de conservación es bueno. En cuanto al de 1932, que está mejor conservado, es el dibujo de una flor.

Hasta ahora, el museo no tenía ningún güevu pintu, ya fuera de la Pola o de cualquier otra procedencia, y Juaco López se mostró muy satisfecho con esta primera incorporación, "porque es de una calidad extraordinaria".

La Sociedad de Festejos de la Pola tiene una importante colección de güevos pintos, y su presidente, Jenaro Soto, ha venido proponiendo de forma reiterada reunirlos todos en un museo, pero aún no ha encontrado una sede adecuada para ello. Pero todos los huevos de la colección son de fechas posteriores a los cedidos al museo gijonés, que ya puede presumir de tener un tesoro poleso.