En el palacio de los Vigil de Quiñones, en Aramil (Siero), no han colgado el cartel de "se vende" o "se alquila", al menos estos días, pero ambas posibilidades se ofrecen en la web de una inmobiliaria. No se especifica el precio de venta ni lo que cuesta arrendarlo, pues invitan a las personas que estén interesadas a realizar una oferta. Advierten de que "este inmueble no admite visitas".
La descripción que dan de la finca es que se trata de "suelo urbanizable sectorizado situado en Aramil", con una superficie de 124.398 metros cuadrados. Agregan que tiene un "plan parcial con aprobación definitiva y proyecto de urbanización en tramitación". Explican que esta parcela tiene terreno, con un palacio y una vivienda de caseros independiente. Reconocen que "las construcciones están en estado ruinoso" y detallan que la superficie construída es de 926 metros cuadrados. La inmobiliaria destaca que el inmueble está catalogado como bien de interés cultural y, por tanto, "sujeto a protección integral dentro de un plan especial".
Advierten a quien esté interesado en el palacio de Aramil que "el inmueble ha sido adquirido en subasta judicial por el vendedor, sobre el cual no ha tomado la posesión", en referencia a Beyos y Ponga, filial inmobiliaria de Liberbank, aunque es esta última la que figura en la web como propietaria. La inmobiliaria advierte de que éste ni siquiera conoce "el estado de conservación actual del edificio ni su situación ocupacional o arrendaticia". Además, el adquirente asumirá la situación urbanística, física y el estado de conservación. Por eso explican que el precio de venta se ha determinado teniendo en cuenta sus circunstancias, "que han supuesto un menor valor" del palacio y que "deberán ser expresamente aceptadas por el adquirente".
Beyos y Ponga adquirió en septiembre el palacio de Aramil por 310.000 euros, una cantidad inferior a la deuda que los antiguos propietarios tenían con Liberbank y también a los 3.206.980 euros de su precio de salida inicial en la primera subasta. De este modo, la finca ha sido adquirida por un 90% menos. Fue la única oferta, tras dos subastas públicas desiertas.
La crisis de este inmueble deriva de la declaración de BIC, que frustró los planes hoteleros de sus propietarios, por lo que se vieron abocados a la venta.
