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J. Ángel Menéndez: "A veces lo que dicen los ojos no es exactamente la realidad"

El investigador habló de su daltonismo en la Semana de la ciencia de Lugones, donde Gloria Escotet hizo una llamada a controlar el estrés

Gloria Escotet y J. Ángel Menéndez Díaz. MANUEL NOVAL MORO

"A veces, lo que nos dicen los ojos no es exactamente la realidad". El lugonense J. Ángel Menéndez Díaz, investigador del Instituto Nacional del Carbón, abrió ayer la Semana de la ciencia de Lugones con una charla sobre un asunto que está muy lejos de su campo de investigación: el daltonismo. La razón está en que él mismo es daltónico, algo que, aclaró, "no es una enfermedad sino una alteración genética", y quiso aprovechar la oportunidad para hablar de percepción, de evolución y de algunas ventajas de ser daltónico.

Dada su curiosidad científica, se empezó a preguntar: "¿Por qué los otros veían los colores distintos a mí?", y ha querido explicárselo y explicarlo no como una limitación, sino todo lo contrario.

J. Ángel Menéndez descubrió su daltonismo a los 14 años, y a partir de entonces reconoce que le trajo algún que otro contratiempo. Como la primera vez que fue a comprar ropa y eligió unos pantalones vaqueros que creyó que eran azules hasta que su madre le prenguntó: "¿Tú vas a poner eso?". Eran de color fucsia.

"Evidentemente, los daltónicos tenemos ciertas dificultades. El horror de un daltónico, por ejemplo, es un mapa de metro. Puedes empezar por la línea azul, seguir por la verde y acabar en cualquier sitio", dice, pero sostiene que el daltonismo tiene "ciertas ventajas". Así, cree que el hecho de que la alteración se haya mantenido en un porcentaje tan alto -un 8 por ciento de la población- significa que evolutivamente debe tener alguna ventaja. Porque "las alteraciones, si no tienen esta ventaja, tienden a extinguirse. La naturaleza es sabia".

El científico señaló que antes de la eclosión de los mamíferos los animales eran cuatricromáticos, veían cuatro espectros de colores -los humanos vemos tres- y, sin embargo, la mayoría de los mamíferos son dicromáticos, ven en blanco y negro. La excepción son los primates y, dentro de ellos, los humanos.

Este hecho le hace preguntarse el porqué. Entre sus ventajas está que los daltónicos "distinguen mejor el camuflaje, de hecho en la Segunda Guerra Mundial los francotiradores eran daltónicos".

El científico sostiene, asimismo, que quizá una de las razones esté en que procesar los colores ocupa espacio computacional en el cerebro. Pone como ejemplo el abejorro, que cuando está buscando comida es tetracromático, porque le va bien para distinguir las flores, pero cuando no está buscando cambia el cerebro a dicromático porque tiene más capacidad para procesar el movimiento. "Me pregunto si con la gente daltónica pasará algo así: usamos menos el color y, como compensación, tenemos otras virtudes, como la capacidad de reacción".

Solo tenemos una vida

Por su parte, la psicóloga y coach afincada en Lugones Gloria Escotet habló del problema del estrés, que afecta "al bienestar físico y emocional" en todos los ámbitos: familiar, laboral y social. La psicóloga habló de la importancia de acordarnos de que "solo tenemos una vida", y de que "sufrimos más con lo que imaginamos que con lo que en realidad sucede".

De ahí que le de la mayor importancia a cómo se toma cada uno las cosas y a la habilidad para elegir los pensamientos que tenemos. Así se puede luchar contra una dolencia que afecta no solo a la salud mental sino también a la física y que es causa de enfermedades y problemas.

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