En el Mercado del trueque y segunda mano que hasta hoy tiene lugar en la plaza cubierta de Pola de Siero se puede encontrar casi de todo. Echando un vistazo en el puesto de Sergio Granda, a Nati García le llamó la atención una máquina para cortar fiambre que funciona a manivela, como la que ella tenía hace 40 años. No tiene "ni idea" de qué fue de ella. Los patines de cuatro ruedas como los que usaba cuando era más joven estaban al lado.

Nati García echó un vistazo en los distintos puestos, que ofrecían libros, ropa, calzados, juguetes o antigüedades, con Fátima Ahmed, que buscaba un patinete para una niña y lo encontró. Las acompañaba Cristina Álvarez. "Venimos a dar una vuelta con los peques, y si hay algo que nos interesa ya volvemos sin ellos", apuntó.

Entre los variados artículos de los años 60 y 70 del pasado siglo que ofrecía Sergio Granda, unas tazas de café con plato, de opalina nacarada en color naranja, atraían la atención del público. "En los 60, comprando detergente, daban unos cupones que se canjeaban por estas tazas y tenían mucho éxito. Mucha gente recuerda tenerlas en casa", apuntó. Los discos de vinilo y las figuras de porcelana son otros de los artículos más exitosos. "En Asturias se valoran poco; vendo mucho más por internet, aquí la gente lo tira", lamenta.

"Se venden libros, películas y abrigos", pero por el calzado preguntan más de lo que compran, apuntó Nora Rodríguez Pecora. En su puesto ofrecía objetos que tiene en su casa y que ya no usa o que le dan sus familiares y amigos. "Ganas un dinero y quitas trastos", esgrime. No obstante, "aquí cuesta más, la gente lo tira, aunque ahora, hace unos cuatro o cinco años, cambió. Supongo que por la crisis". Pone como ejemplo su país de origen, Argentina, donde hay más cultura de vender lo que ya no se usa y comprar artículos de segunda mano, a precios más económicos. Por ejemplo, ofrecía libros por uno o dos euros.

La mañana estuvo ayer ambientada en la plaza cubierta de la Pola porque al notable número de puestos que ofrecían un gran abanico de productos se sumó el nutrido público que acudió para mirar, comprar y buscar alguna ganga, rareza o algo singular.