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Candás cultiva el arte del bonsái

La primera escuela de Asturias que enseña a criar árboles en miniatura cumple dos meses y está en pleno crecimiento: "Engancha"

Candás cultiva el arte del bonsái A. F. V.

Un pedazo de la cultura asiática se cultiva en La Matiella. En una recóndita parcela del barrio alto candasín, bajo el calor de un invernadero, una docena de personas "crecen" en el arte de mimar y estilizar árboles en miniatura. El bonsái medra en la villa. Y lo hace de la mano de la primera escuela del Principado especializada en esta disciplina, que abrió sus puertas el pasado octubre. Desde entonces ya suma más de una quincena de "estudiantes" que se han quedado prendados con este arte tan particular: "Engancha".

Como reconoce su directora, Cristina Magide, la escuela echó a andar "casi sin querer". Tras una exposición el pasado verano en la antigua fábrica de Ortiz, fueron varios los visitantes que le preguntaron y animaron a poner en marcha esta iniciativa. Magide recogió el guante y decidió, junto a su mentor, Ramón Calleja, poner en marcha la escuela. En poco más de dos meses, esta aula de naturaleza minimalista ya cuenta con más de una quincena de discípulos. En enero comenzará un nuevo grupo.

"Es un arte. Como al que le gusta la pintura". Así ejemplifica Enrique Valdés lo que significa para él. Este gijonés, que ya sopla más de 60 velas, es el más veterano del grupo. Tras más de 25 años cosechando sus propios bonsáis, en octubre encontró su sitio en Candás. "Siempre me habían interesado mucho y nunca había encontrado dónde aprender. Ahora estoy encantado", destaca.

La curiosidad llevó a Goretti Gutiérrez a las clases de Candás. Esta florista ovetense quería saber más sobre los bonsáis que vendía en su establecimiento. Por mediación de una amiga, Elba Cabo, descubrió la escuela. Ambas probaron, y desde entonces no han podido dejarlo. "Venía para conocer cuatro cosas básicas y me enganché", explica Gutiérrez, que sigue acudiendo semanalmente a la villa acompañada de Cabo.

Todos coinciden en que este arte "engancha". "Hace que las horas pasen volando", aseguran sobre un arte que califican de "infinito": "El árbol crece continuamente y con él nuestra creación, que se va transformado". El bonsái crece en Candás.

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