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La barbería de siempre triunfa como nunca

Pola de Siero vive una edad de oro para los peluqueros, que recuperan "el estilo de los años veinte, con la perfección que eso conlleva"

La barbería de siempre triunfa como nunca A. I.

Crecieron entre corte y corte de pelo. Se formaron, en algunos casos, con los mejores profesionales del país y ahora triunfan en Pola de Siero. Son los barberos de toda la vida, con iconografía incluida, que recuperan "el estilo de los años veinte, con todo lo que conlleva". Manuel Fernández, de la barbería Mayal, y Raúl García, de Barber Raúl Calzón (uno de los discípulos del mítico peluquero Ramiro Fernández), marcan tendencia en la Pola.

Ambos comenzaron curiosamente en la peluquería de mujeres, aunque ahora sólo ofrezcan servicios para hombre. "Con doce años empecé a ir a Nava a lavar cabezas, barrer pelos, quitar rulos. Iba todos los sábados porque mi tía tenía una peluquería. Luego estudié en Oviedo", explica Manuel Fernández.

Raúl García, por su parte, empezó a los 16 años en una academia de Oviedo. "Iba a hacer cursos por la noche los martes y los jueves".

En el caso de Fernández, acabar como barbero era algo a lo que estaba predestinado y para lo que tenía una clara vocación.

"Siempre me encantó. De niño me escapaba a la peluquería del barrio a cortarme el pelo. Luego volvía a casa y le decía a mi madre que bajara a pagar", recuerda entre risas. Para García, fue inicialmente "una forma de buscar un oficio, pero poco a poco le fui cogiendo el gustillo".

Hace 28 años, después de haber trabajado en varias peluquerías, Raúl García decidió instalarse en Pola de Siero. "Era una época en la que se llevaba otro estilo. Se le llamaba peluquería porque era lo que mandaba", apostilla.

Doce años después, le tocó el turno a Manuel Fernández, que en principio tenía "una peluquería normal de barrio".

La evolución les fue llegando de diversas formas. "Según fui trabajando, empecé a darle vueltas a lo que quería y me gustaba. Fui metiendo cosas distintas en la barbería. Te vas montando tu película. Puse una sala de estar cómoda, con sillones, estufa, buena música, una televisión y donde te puedas tomar algo tranquilo", apunta. Su compañero de oficio fue cambiando con la propia tendencia. "Vas viendo lo que el cliente te pide y lo que se lleva. Es un proceso de adaptación".

Precisamente, Manuel Fernández es un auténtico obseso con el aprendizaje de nuevas técnicas. Esto le lleva a buscar referentes constantemente. "Hago cursos de formación con los mejores barberos de España. Intento sacar todo lo que puedo de ellos. Incluso paso muchas horas visionando vídeos de técnica, luego los paso a apuntes escritos y me los aplico en mi trabajo", subraya el barbero de Mayal.

La tendencia, según coinciden ambos profesionales, la marcan "la publicidad y las redes sociales". Esto ha llevado a que los servicios estrella, los que más les piden durante sus nueve horas diarias de trabajo, sean los cortes de pelo de la vieja escuela, pero "con degradados muy apurados en los lados" y también los arreglos de barba. Fernández recalca la importancia de "la experiencia que viva el cliente, con servicios que le ayudan a relajarse y soltarse, como puede ser un ritual de afeitado italiano", que ofrece en su establecimiento.

Los dos barberos están de acuerdo, además, en que "a los hombres cada vez les gusta cuidarse más y se preocupan mucho por el corte de pelo". En este sentido, García señala a un aspecto clave: "Cada corte es totalmente diferente. Aunque sea el mismo patrón debes buscar las adaptaciones necesarias para que a cada uno le quede bien".

Con tanta devoción por sus oficios, no es de extrañar que ambos esperen "trabajar para siempre de esto". La fortuna les acompaña, pues la barbería tradicional es un sector al alza desde hace más de un lustro y su profesión siempre será, en principio, necesaria para el ser humano.

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