Las jornadas gastronómicas de los callos de Noreña concluyeron ayer con un éxito rotundo de participación. Los restaurantes de la villa condal registraron llenos la mayoría de los días del puente festivo, que se ha convertido en una cita gastronómica inevitable para los amantes de la casquería. Los comensales llegados de todas partes de Asturias se sumaron a los noreñenses, que siempre son fieles a la tradición, y probaron los callos desde el jueves hasta el domingo.
Eva Fernández, que junto con Olga Fernández lleva el bar La Plaza, dijo que todos los años se da muy bien, pero este año ha sido incluso mejor. "Esta es la primera vez que hubo que volver a guisar, porque se estaban acabando; lo cierto es que ya antes de las jornadas la gente venia a comer los callos, y de jueves a domingo estuvo muy bien, todos los días doblamos; en las jornadas no están a otras cosas, la gente viene a comer callos, a las cosas locales, y además y todo el mundo se va contento, les gustan mucho", aseguró. En su establecimiento vendieron cerca de 200 kilos de callos.
También Maite Martínez Lorences, responsable del restaurante El Casero, se mostraba muy satisfecha con la asistencia de gente. "No sé si es porque el puente cayó muy bien este año, pero creo que hubo más gente que el año pasado. y la mayoría venía a lo que venía, a comer callos", señaló.
Su restaurante se llenó casi todos los días, y hubo algunos en los que tuvo que decir que no a gente que venía sin reserva, por falta de espacio. Calcula que a lo largo del todo el puente festivo habrá vendido en su establecimiento en torno a 150 kilos de callos.
La fiesta atrae a gente de toda Asturias, y especialmente de los concejos más cercanos como Siero, Oviedo y Gijón. Porque Noreña se ha ganado a pulso la fama por sus callos, y todo el mundo sabe que ir a la villa condal garantiza comer callos bien preparados. Y el que prueba repite. Por ejemplo, Osvaldo Busto, de Pola de Siero, los probaba ayer al mediodía en un restaurante, y aseguraba que había estado allí mismo tres días antes.
