La segunda jornada de la semana Impulso TIC celebrada en el auditorio de la Pola se dedicó ayer a "blockchain", un protocolo tecnológico que quiere convertirse en una alternativa viable y segura al internet dominado por las grandes corporaciones. Luis Meijueiro, experto del Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC), habló de las ventajas de esta propuesta sin obviar lo mucho que le queda por andar. Bitcoin y las llamadas criptomonedas son el mejor ejemplo de "blockchain", un proceso desarrollado por software cuya clave es la descentralización.
"Ahora se trabaja de una forma bastante centralizada; hemos visto que la mayor parte de los servicios que usamos está concentrada en unas pocas compañías o gobiernos. Servicios, redes y buscadores de información son siempre los mismos, y creemos que hay gobiernos vigilando nuestras comunicaciones, gracias a que hay unos grandes actores por los que pasa la información", sostiene el experto.
"Blockchain" busca darle la vuelta a esta tendencia. "No es que los grandes actores sean malos; simplemente, sin darnos cuenta nosotros mismos, nos han llevado a eso porque han hecho buenos productos. Si nos lo dan gratis y funciona bien, lo aceptamos. Pero en realidad nadie da nada gratis. Nos lo dan a cambio de nuestros datos. Eso tiene su parte buena y su parte mala, de desconfianza y vigilancia".
"Blockchain" quiere cambiar las reglas del juego. Se trata de una forma de trabajar de forma más colaborativa, sin tener que pasar por esos grandes intermediarios.
La cuestión es que, si no hay un actor central que medie, ¿quién define las políticas? La respuesta es: todos, democráticamente... Hay una comunidad de programadores y todos los miembros de la red tienen acceso a esas normas.
Esa ha sido la estrategia de las criptomonedas. "En vez de trabajar con un banco o con un cobrador de servicios para poder operar y hacer transacciones monetarias a un familiar u operar informáticamente, lo hago directamente, sin intermediarios. "Blockchain" posibilitó hacer ingresos sin intermediarios con una moneda virtual, y el sistema tecnológico, que es una red, es quien se encarga de verificar las transacciones, de confirmar que la transacción es buena".
Es la red al completo la que garantiza que el intercambio es lícito, y cuantos más usuarios tenga la red, más segura será, porque la confianza está en la propia red, no en un solo actor.
Esto, que se aplicó al sector financiero, se puede aplicar a otras muchas cosas. "Lo mismo se da información de un saldo económico como de los kilómetros que tiene un vehículo como los grados de temperatura de una habitación o de un camión que transporta mercancía", señala.
La gran ventaja de este protocolo está en las políticas. "Los actores centrales definen sus políticas, encima con unos contratos ilegibles, y si no las aceptas no puedes entrar; en "blockchain", las políticas existen, pero las deciden los que juegan. Las políticas son transparentes, y si no te gustan las reglas tienes la oportunidad de cambiarlas", sostiene.
Esto no quiere decir que empresas como Google desaparezcan. "A la gente le gusta Google porque es un buen producto. Si no haces un buen producto sobre 'blockchain', quizá la gente no quiera cambiarse. Pero has de saber que si aceptas esas empresas sabes que van a utilizar tus datos y vender información de tu perfil a quien pague más por ello; no te puedes quejar", advierte.
