Falta de vigilancia policial, aceras estrechas, cuando no inexistentes, cruces con nula visibilidad y circulación frecuente de camiones en ambos sentidos. Estas son algunos de los problemas de seguridad que sufren los alumnos del colegio privado Aceimar, ubicado en La Reguera, Noreña. Los padres y madres piden una solución ante lo que consideran "problemas importantes, que pueden causar una desgracia". Frente a esto, el Ayuntamiento de Noreña dice "no poder hacer nada, al ser una zona rural con diferente consideración urbanística".

La mayor parte de los jóvenes que acuden al centro vienen de núcleos más grandes de población, especialmente Oviedo. El autobús les deja frente al centro concertado Nuestra Señora de Covadonga. Desde allí tienen dos posibles caminos para llegar a La Reguera.

Pueden descender la calle la Iglesia, continuar hacia la calle Calvario y finalmente cruzar la SI-4 para luego adentrarse en los caminos rurales que llegan al colegio. La otra opción es quizá más problemática, por la falta de aceras en varios puntos del propio núcleo urbano. Esta supone recorrer la calle El Fontán, la Mata (sin aceras en muchos tramos) y finalmente realizar el peligroso cruce de la carretera SI-4.

En este trayecto, que los escolares realizan cada día a primera hora de la mañana y poco antes de las tres de la tarde, apenas hay "presencia policial de manera muy ocasional". Esto se suma al problema de falta de aceras en algunos tramos y sobre todo a la peligrosidad del cruce de la SI-4, por el que pasan camiones de manera frecuente en ambos sentidos y el interior de la zona rural próxima al centro.

Los padres piden que se regule la circulación y se trate de aumentar la vigilancia por parte de la Policía Local que, sin embargo, ya tiene que estar atenta a los otros dos colegios y al instituto de la localidad. Por su parte, el Ayuntamiento, que afrontará con el remanente de 2017 la reforma de la calle el Fontán, uno de los puntos por el que pasan los alumnos, dice no poder hacer nada en el entorno rural. "Las aceras no son obligatorias. El Ayuntamiento tiene cumplidos los servicios en esa zona", explica Pelayo Suárez, concejal de Urbanismo, que añade que: "Yo para ir a mi casa, que está fuera de la zona urbana, voy por una caleya, como toda la vida".