Candás celebró ayer su tradicional funeral por los náufragos y fallecidos en la mar. El sepelio tuvo lugar en una iglesia de San Félix que, al contrario que en otras ocasiones, no se quedó pequeña. Y es que aunque los asistentes se contaban por decenas, había muchos bancos vacíos. "Tenemos que pedir al Señor que no seamos menos que los de Luanco", azuzó con socarronería durante su sermón el candasín Joaquín Serrano, párroco de Lugones, que ayer coofició la misa junto al cura local, José Manuel García. Además, el religioso candasín también destacó la importancia del Cristo y la mar en las tradiciones y vida locales: "Quien pierde la memoria pierde la esencia de lo que celebra".

Serrano destacó en todo momento la presencia de la mar "dura, bella y hermosa"; del alimento del que proveyó a los candasinos "en una época en la que daba y mataba". También destacó el "reciclaje siderúrgico" al que se vio sometido el concejo, "que no fue posible sin la labor de aquellos que dieron su vida en el mar".

El párroco candasín reiteró hasta en tres ocasiones la escasez de fieles al tradicional funeral. "Candás no es sólo el día de la Sardina, la Alborada o bailar la danza prima. El Candás marinero no sería lo mismo sin el Cristo", enfatizó sobre el icono candasín, "que estaba, está y estará".