El pasado 22 de agosto saltaron chispas, y no las de los fogones, entre empleados en un restaurante de Lugones. Después del turno de comidas, comenzó una discusión entre el camarero y el gerente del local. Según el camarero, que denuncia una agresión, le cogió de la pechera "hasta en tres ocasiones", diciéndole, además, que "me iba a dar tal paliza que iba estar comiendo puré un mes" y causándole un enrojecimiento en el pecho y dolores en un brazo.
El denunciante asegura que todo comenzó porque le había dicho al jefe que si seguía sin cobrar dejaría el empleo. Ofendido ante esta circunstancia, el gerente habría iniciado la discusión.
Sin embargo, el acusado señala que el solo le dijo que "se fuera a su puta casa y no volviera", ya que estaba descontento con su rendimiento: "Tiene una actitud no correcta en el trabajo".
A esto, su abogada añadió que cuando fue a pedir empleo "se había presentado como camarero profesional, algo que dista mucho de la realidad de su desempeño". "Cíñase a los hechos, esto no es el juzgado de lo social", interpeló el juez, que en varias ocasiones tuvo que frenar a la letrada.
Fuera bajo las circunstancias que fuera, la disputa se desarrolló en dos tiempos. Comenzó a eso de las cinco de la tarde en el comedor del local y terminó minutos más tarde en la cocina. Allí se encontraba el cocinero, que estaba cambiándose para abandonar el establecimiento. "Oí cómo le decía que se fuera a su puta casa, pero no vi que le agarrara porque estaba de espaldas", contó el hombre ante el juez.
Nada más recoger sus pertenencias, el camarero acudió a ver a su padre, que le llevó al centro de salud. Allí observaron un enrojecimiento en la parte superior del tórax. Además, se quejaba de un dolor en el brazo "que me duró dos semanas", puntualizó.
Finalmente, la fiscalía considera probado que el acusado produjo las lesiones al camarero. Por ello, pide para el gerente una multa de 240 euros, más otros 148 en concepto de responsabilidad civil, el pago de las costas judiciales y de la atención sanitaria.
