Los animales de la comarca del Nora se llevaron ayer doble ración de agua. Primero, de la que les cayó del cielo a lo largo de una fría y húmeda mañana. Después, de la bendita, con la que los párrocos les protegieron en nombre de San Antón. Lugones (Siero) y Robledo (Llanera) fueron las localidades en las que con mayor devoción se celebró al patrón y guardián de los animales.

Los más madrugadores fueron los de Lugones. No cabía un alfiler en los bancos de la iglesia San Félix, en cuyo fondo no paraban de amontonarse vecinos con sus mascotas. "No compréis perros ni gatos. Adoptarlos, que están los albergues llenos", recomendó el cura, Joaquín Serrano, a los fieles, en una homilía en la que propugnó el amor y el respeto hacia los animales.

Tras la misa, el párroco bendijo a la interminable hilera de animales que, acompañados por sus dueños, formaban en fila de a uno desde la puerta del templo hasta el altar. Hubo de todo: desde perros y gatos hasta hámsters pasando por peces, tortugas o agapornis.

"Estoy muy contento", decía como podía, mientras sujetaba una jaula casi más grande que él, Óscar Álvarez. Dentro de la cesta, y entre algo que parecía serrín, se movía una minúscula bola de pelo. "Es bigotitos, mi hámster", aclaraba el pequeño, ante la sorpresa del párroco, que no podía sino esbozar una enorme sonrisa.

No tardó en cambiar la cara del cura en sorpresa, cuando vio lo que se traían entre manos los hermanos Pelayo y Daniela Rodríguez. Él de 5 años y ella de 8, llevaron a San Félix una tortuga que triplicaba la edad de ambos juntos. "Lleva con la familia 45 años", asegura el abuelo, Juan Manuel Rodríguez, sobre el reptil con caparazón que cogió en un río de Salamanca hace casi medio siglo, y que ahora cuida junto a sus nietos.

La lluvia también deslució la bendición de los animales en Robledo. Y es que la localidad llanerense de la parroquia de Lugo, se vio obligado a trasladar todos los actos de "Sant' Antón" (como llaman allí a la fiesta, en una grafía con la que quieren expresar el toda la vida pronunciado 'Santantón'). Tanto la misa como la bendición, a la que no acudieron animales grandes, como sí ocurre cuando los actos se celebran en la ermita.

"Me gusta mucho la fiesta y vengo todos los años", destaca Carlos Borges, junto a dos imponentes mastines leoneses: "Rambo", de 78 kilos, y "Luna", de 42. "Son muy buenos porque están bien educados", presume el criador, después de que el cura, José Antonio Bande, le diese la bendición y una caricia cómplice.

No tan bien le sentó el agua bendita a "Luna", una perrina de 4 años que nunca falla a la cita junto a Patricia Menéndez y Pilar Martínez: "Confiamos en que les dé protección".