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Averías en el edificio deportivo de referencia de Siero

Sustituir dos canalones, solución a las goteras en el polideportivo de la Pola

La constructora que levantó el pabellón en 2016 por 2,4 millones afrontará la obra cuando haya previsión de tres días sin lluvia

Dos papeleras para recoger el agua del techo en otra zona de la cancha del polideportivo poleso.

Las filtraciones en dos canalones son el motivo de las goteras en el polideportivo de la Pola. Ésta es la explicación que encuentran las compañías que construyeron el pabellón poleso, la Unión Temporal de Empresas (UTE) Ferrovial Agroman y OCA, a las filtraciones que sufre el edificio desde su apertura, a finales de 2016. Las firmas están convencidas de solucionar este problema sustituyendo estas tuberías por unas nuevas del mismo material (cinc); una actuación que abordarán en cuanto haya previsión de tres o cuatro días sin lluvia, condición necesaria para abordar la obra. El importe de estos trabajos será asumido por la UTE.

Los técnicos de la UTE creen que bajo los canalones que se cruzan sobre la cancha del polideportivo hay filtraciones. El problema, explican, es que resulta muy complicado saber en qué punto exacto se encuentran. En otras ocasiones, las goteras se han parcheado, pero dado el volumen de las "fugas" sufridas el pasado fin de semana y la necesidad de solucionar cuanto antes este problema, han decidido cortar por lo sano y renovarlos por completo.

Al igual que los que se van a reparar y los otros doce que completan la estructura del polideportivo, los nuevos canalones serán de cinc. Los técnicos estiman que la sustitución de cada uno de ellos puede llevar entre tres y cuatro días de trabajo. Afirman que estas labores no pueden realizarse en caso de lluvia, ya que el agua entraría directamente al pabellón. Por eso la reforma no se abordará hasta que no cesen las previsiones de precipitaciones.

En principio, la actuación no costará un céntimo al Ayuntamiento, ya que será la UTE quien se haga completamente cargo de ella. "Les agradecemos su implicación y predisposición a solucionar el problema cuanto antes", reconocía ayer el alcalde, el socialista Ángel García, tras una reunión entre técnicos de la UTE y del Consistorio en la que quedaron fijadas las bases de la solución de esta problemática.

Así lo esperan las entidades deportivas que utilizan el polideportivo para competir, para quienes solucionar este problema puede llegar a ser un una situación de pura supervivencia. Así lo ven desde el Siero Deportivo Balonmano, club que compite en la división de plata femenina, que el pasado sábado tuvo que trasladar su encuentro a El Berrón con apenas cinco horas de antelación.

"Si esto sucede con frecuencia, la Federación puede sancionarnos y prohibirnos disputar aquí nuestros partidos", advierte su presidente Alfonso García, sobre una multa que podría superar los 3.000 euros y una restricción que tiraría por tierra todos los anuncios que sus patrocinadores han pagado para la temporada: "¿Qué hacemos en ese caso?".

Las goteras del pasado fin de semana no sólo afectaron a las chicas del balonmano poleso, sino que también obligó a modificar sus encuentros al Club Baloncesto Siero y un torneo de fútbol sala.

Según los usuarios del pabellón, las goteras son un problema recurrente desde su apertura, en noviembre de 2016, tras 2,4 millones de euros de inversión. El problema en este caso, explican, es que las filtraciones se produjeron exactamente sobre la pista y no en la grada o en otras dependencias, "como también ocurre frecuentemente".

De hecho, el sábado, cuando más intensas fueron las goteras, las filtraciones comenzaron por la mañana, en una zona del campo muy localizada. En ese momento se estaba disputando un partido alevín de balonmano.

Dado que el nivel competitivo no es tan exigente a esas edades, se puso una toalla en el suelo y el partido transcurrió dentro de una anecdótica normalidad. Si bien, los partidos de baloncesto previsto para después ya no pudieron llegar a disputarse. Las obras del polideportivo comenzaron en noviembre de 2013 y no finalizaron hasta tres años después. La obra tuvo un coste de 2,4 millones de euros, a los que hay que sumar 498.000 euros de la urbanización y 100.000 euros de inversión en equipamiento. Las goteras no son el primer problema.

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