La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MARIO DÍAZ FERNÁNDEZ | Catedrático de Ingeniería Química

"La Universidad debe trabajar en el avance social de todos los campos"

"El que entra a una titulación tiene que saber cómo están las cosas, el panorama que se va a encontrar cuando salga"

Mario Díaz Fernández, en su despacho de la Facultad de Química de Oviedo. A. ILLESCAS

Mario Díaz Fernández (Pañeda, 1953) es catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Oviedo. En su currículum figura ser el promotor del máster en biotecnología alimentaria de la institución educativa ovetense. También creó la Red Española de Abastecimiento de Aguas y fue promotor y organizador del cluster de Asturias de industrias químicas y de procesos. Mañana impartirá una conferencia en la Casa de la Cultura de Noreña, dando una visión histórica y personal sobre la evolución de la Universidad.

- Hable sobre el máster del que es usted promotor. ¿Como se le ocurrió?

-En la Universidad de Oviedo me he dedicado a cosas variadas, entre ellas la biotecnología de los alimentos. De ahí surge, poner en marcha este máster. Fui hablar con la Federación Asturiana de Empresarios, y les consulté sobre el tipo de conocimientos que consideraban, debían impartirse en la Universidad. En base a eso preparé el máster y sigue funcionando actualmente. Antes, los máster no eran oficiales. Fue en 2006 cuando pasó a ser oficial. Así, en la actualidad tenemos las dos vertientes, uno propio y otro oficial.

- ¿Por qué se decidió a consultar con los empresarios?

-Creo que la relación de la Universidad con la sociedad es algo muy importante. Estoy en un área de tipo industrial, en el que estamos obligados a promover este vínculo con las empresas. Te proponen temas de trabajo y así contribuyes a proyectos que tienen un impacto grande en la sociedad. La Universidad debe trabajar en el avance social en todos los campos, por ejemplo en el desarrollo de los aspectos culturales.

- Esa relación directa empresa-Universidad suena a algo muy centrouropeo o norteamericano.

-Supongo que como todo. En los últimos siglos la mayoría de cosas no surgen de aquí. La Universidad en España, lo que hacía mayormente, era controlar mediante exámenes el nivel de conocimientos del alumno para darle un título. Eso era y es un papel fundamental. Pero antes, sobre todo en estudios como las ingenierías, superar los estudios daba un visto bueno de por sí para conseguir un trabajo. Eso no se da ahora. Al salir de la carrera ya eran prácticamente funcionarios públicos. Una vez esto cambió, la Universidad se ha convertido en un elemento mas activo, no sólo controla los títulos que da, sino que se preocupa que esos conocimientos sean útiles para la sociedad y la formación de las personas.

- A la vista de los problemas de los jóvenes para encontrar trabajo, ¿habría que limitar el número de titulados?

-Esto son estrategias de estado. Hay distintas formas de verlo. En España se sigue una y en Holanda otra totalmente distinta, que sí limita bastante el número de estudiantes en cada cosa. Es un tema de alta política en el que yo no entro. En todo caso, la formación de las personas da un potencial de futuro. La gente sabe que esos estudios son un potencial, pero nada les garantiza que haya trabajo en el campo específico de los mismos. En España debemos avanzar en la comunicación con las personas. El que entra a una titulación tiene que saber como están las cosas, el panorama que se va a encontrar cuando salga.

- ¿Cómo responde a eso la Universidad?

-Las carreras hoy día son muy interdisciplinares. Cada vez más. Hay que darse cuenta de que, cuando estudias un grado, como puede ser el de ingeniería química, lo más fácil es que no vayas a acabar trabajando en la industria química, esos son muy pocos, sino que se abren campos muy diversos. Por contra, habrá titulados de otras carreras que se desempeñen en ella, como es el caso de muchos abogados o economistas por ejemplo.

- Entonces, ¿dónde queda la vocación?

-Hay gente que tiene vocación y otra que no la tiene. La hay que estudia sin tener una convicción plena de que eso es lo que le gusta. En ingeniería, la mayoría no tienen un enfoque claro hacia un campo. Es cierto que es importante obtener una formación fuerte entre los 18 y los 23 años, pero la gente debe tener oportunidades de completar y modelar sus conocimientos más adelante. Cuando sus intereses están más claros y pueden ver donde hay realmente oportunidades. Por eso es importante la interdisciplinariedad; que los grados universitarios sean lo más generales posible, para que luego se vayan completando o especializando con estudios de máster de índole variada, en función de las necesidades del sector en el que se desempeñen.

Compartir el artículo

stats