Las enfermedades de chiari y siringomielia son afecciones que, de distintas formas, afectan a la movilidad, el habla y otras facetas de quienes las padecen, y una de las maneras con las que estas personas combaten sus limitaciones -que en muchas ocasiones acarrean problemas de ansiedad o de depresión- es el teatro.

La Asociación Chiari y Siringomielia del Principado de Asturias (ChySPA) demostró ayer la eficacia de este teatro terapéutico con la representación en la Pola de la obra "El otro lado de las cosas", un alegato contra la violencia y las persecuciones colectivas protagonizada por actores y actrices aquejados de una de estas enfermedades. El director y autor del texto, José Manuel Fernández Vega, médico de Atención Primaria, explicaba antes de la función que el teatro, además de una actividad lúdica enriquecedora por sí misma, tiene también un valor para el desarrollo cognitivo de los actores. Se trabajan la memoria, la atención, la orientación espacial, la vocalización y la expresión corporal.

Los actores, además, aprenden a valorarse, a superar el miedo escénico, a luchar contra la ansiedad, y valores como la solidaridad y la autoayuda.

En cuanto a la obra de ayer en el auditorio, se trata de una tragedia en tres actos en la que se pone el foco sobre una familia perseguida de forma arbitraria e injusta, que acaba siendo privada de su libertad, y en la que el protagonista masculino, encarnado por Mario Canal, denuncia y pide respuestas a los genocidas, e invita a reflexionar al público sobre los asesinatos en masa.

La vocalización, que para muchos enfermos entraña no pocas dificultades, es uno de los grandes logros de la terapia teatral, y en la obra de ayer se podía comprobar perfectamente cómo los miembros del reparto se expresaban con la claridad que lo haría cualquier otro actor, algo que contribuye a mejorar su día a día. Pero, sobre todo, se trata de llevar el teatro a todas partes, de visibilizar su enfermedad y de participar en un acto creativo del que todos sienten que forman parte.