El control de la vecería para lograr una producción de manzana más regular cada año y la profesionalización del sector son, para Tino Cortina, lagarero y presidente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, la forma de defender a la fruta autóctona frente a la foránea. Apunta que, si no hubiera cosechas tan extremas -de sobreabundancia en los años impares, como la de 2017, y mínimas en los pares, como el pasado-, los elaboradores no tendrían que acudir a mercados de fuera para suministrarse. Matiza que la manzana de Francia ronda los 0,24 euros el kilo y la asturiana, los 0,27, por lo que la diferencia de precio no es tan abultada como para tener que acudir a mercados exteriores teniendo en cuenta la calidad de la fruta regional.

Ante la petición de muchos cosecheros de que las pumaradas tradicionales puedan acogerse al sello de DOP para asegurar su defensa, Cortina explica que la inclusión de nuevas variedades, pasando de 22 a 76 recientemente, permite que "el 95% de estas plantaciones puedan estar en la DOP", pues se incorporaron "la mayoría de las variedades asturianas". Quiere dejar claro que en el Consejo Regulador están "trabajando por la manzana de Asturias y su futuro y para que los llagares tengan buena sidra".

Cortina indica que la DOP tiene que seguir reconociendo un "valor añadido" del producto y, para abrir el abanico, tiene que crecer también el consumo de sidra acogida a esta marca certificada. La profesionalización es otro pilar fundamental para el sector. De ahí que con el Serida promuevan jornadas formativas para, por ejemplo, incidir en el control de la vecería.