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PELAYO CIENFUEGOS | Mago

"Como público, los niños son más difíciles que los adultos"

"Los críos no tienen filtros, si ven algo, lo dicen; si se aburren, se levantan y se van, y es más fácil que se distraigan"

El Mago Pelayo, en una imagen promocional. REPR. M. N. M.

Pelayo Cienfuegos nació en Colloto, justo en la frontera de Oviedo con Siero La magia le llegó por casualidad, a partir de unos juegos que le hicieron unos amigos aficionados. Y aquella afición se ha convertido, finalmente, en su profesión. El Mago Pelayo actúa el sábado día 16, a las seis de la tarde.

- ¿Recuerda su primera vez en el escenario?

-La primera vez que actué en público fue en un concurso de talentos en LA NUEVA ESPAÑA. Tenía 17 años. La primera vez que actué cobrando ya fue otra cosa. Me llamó un mago para que lo sustituyera. Estaba muy nervioso.

- Ese primer día tiene que ser duro.

-Sí porque en el momento en el que hay un error estás vendido. Los nervios te pueden jugar una mala pasada. Con la práctica ya es distinto. Solemos acompañar los números con humor, y con el tiempo cambia la soltura. A mí me gusta que sea un ritmo rápido, que haya movimiento. Si hay un pequeño fallo, no se debería notar. Pero tampoco debería haberlo.

- ¿Y cómo se consigue?

-Con práctica. Yo, al principio practicabna cinco, seis, siete horas diarias. Muchísimas al día. Ahora algo menos. Cuando no actúo, leo libros, hago números de otros magos. Yo soy autodidacta.

- ¿Y qué le gusta ofrecer?

-Lo importante es innovar, si siempre haces lo mismo, la temporada siguiente no te van a contratar.

- Usted hace, sobre todo, magia infantil.

-Aunque no trabajo solo eso, la infantil es la que más me gusta porque es muy nutritiva. Te nutre como persona. Vas por ahí y los niños te reconocen, tienen un cariño especial.

- No será fácil. Son niños, pero no tontos.

-La gente siempre dice que los críos son fáciles, que les haces cuatro cosas y está, pero es al revés. Son más difíciles que los adultos. Un niño es más fácil que se distraiga y no atienda a donde tú quieres que atienda, y mire donde no tiene que mirar. Y, además, no tienen filtros, si ven algo, lo dicen, si creen que saben cómo lo has hecho, lo dicen. Si se aburren, se levantan y se van. Y tú tienes que convencer al público y poner en cuestión cualquier comentario que te pueda tirar abajo el número. Eso sí, hay que darles variedad, tocar muchas ramas de la magia porque, si no, se distraen y los pierdes.

- Usted prefiere hablar de juegos, de ilusiones. No le gusta la palagra truco.

-No. Truco implica una trampa, un engaño. Es decirle a la gente: "te voy a engañar", y así es empezar mal. Me gusta más hablar de ilusión, de un efecto, de un juego.

- Los niños ven a diario efectos y trucos en las pantallas. ¿Es más difícil hacer magia?

-Es cada vez más difícil porque cada vez hay más magos, pero no por lo que ven en las pantallas, porque al final la gente no lo relaciona, no extrapola. Incluso, un mismo efecto de magia, con una presentación diferente, hace que el público no se dé cuenta de que es el mismo. Porque esa es la funcion del mago. La sorpresa.

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