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Pravia se aplica a limpiar tras la riada

Los productores de kiwi reclaman ayuda para deshacerse de la basura y poder proteger las fincas con escolleras

Un grupo de trabajadores limpia una finca en Forcinas (Pravia). S. ARIAS

Las pérdidas en los cultivos de kiwi a cuenta del temporal de finales de enero que desbordó los ríos Nalón y Narcea a su paso por Pravia son, de momento, incalculables. Además de la limpieza de las fincas y la restauración de las infraestructuras agrarias, los productores deben enfrentar los daños en las plantas, que permanecieron casi una semana bajo el agua, y cuyos efectos no sabrán hasta mediados de marzo, cuando se produzca el brote de las yemas que darán el fruto.

"No sabemos si las plantas están vivas o muertas, y hasta dentro de un mes, o mes y medio, cuando se produce el desborre natural de la planta, no lo sabremos", explica Ignacio Cavanilles, ingeniero agrónomo de la explotación de Kiwi Natur. Esperan recuperar el máximo número posible de plantas, que han ido limpiando y recolocando en la parte alta del tendido que las sostiene para que reciban toda la luz posible. Con todo, el especialista en kiwis señala que se han arruinado seis años de trabajo: "Es lo que tardarán en recuperar su capacidad productiva".

También han perdido decenas de plantas que no podrán recuperar, sobre todo las que están en la zona perimetral, más pegadas al río. Éstas han sido totalmente arrasadas por la fuerza del Nalón, que destrozó, asimismo, los pilares de hormigón que las sostienen y el cableado de acero que las mantiene en pie. "La infraestructura habrá que ponerla de nuevo, es volver a empezar de cero todo el trabajo", lamenta Cavanilles.

Una riada que paralizó los trabajos en torno al kiwi preceptivos en esta época, como son la poda y el atado de las plantas. Unas labores que se van reactivando en las zonas que van quedando limpias. El trabajo en las 20 hectáreas de la vega de Forcinas y otras 15 en la de Santianes no para.

Lo primero ha sido retirar todos los troncos, plásticos y basuras de las fincas de manera manual para, luego, proceder con maquinaria, sobre todo palas, a despejar las calles. El siguiente paso, de nuevo, a mano. Los operarios se afanan por retirar toda la basura acumulada en la infraestructura y las plantas para poder dar paso a la poda.

Una cantidad ingente de basura que se acumula en el entorno de las fincas y que lleva a los kiwicultores a solicitar ayuda para deshacerse de ella. "Son muchas toneladas", apostilla Cavanilles. Entienden necesaria la ayuda de la administración para deshacerse del material en Cogersa.

Tampoco olvidan la protección de sus fincas y, en ese sentido, la producción en la que trabaja Cavanilles enviará un informe a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) con los daños y las medidas necesarias, como la construcción de escolleras. "Por lo menos, que nos dejen ejecutar la obra, no pedimos que la hagan ellos, nos haríamos cargo de la inversión porque estamos en riesgo de perderlo todo", asegura.

Desde que se pusiera en marcha la plantación de kiwis, han perdido dos hectáreas de terreno en riadas, lo que supone 60 toneladas menos de fruto al año.

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