"No podía ser que se celebrasen en todo Asturias, y en Noreña, con la tradición que tenemos con el gochu, no hiciéramos nada". Lo dice Fini Torre, del hotel Cristina, uno de los cinco establecimientos (aunque colaboran otros muchos) de la Villa Condal que este año celebran por primera vez las Jornadas de la matanza.

Aunque comenzaron el viernes, el punto álgido de las jornadas estaba previsto para el sábado y el domingo. Ayer, Noreña olía a pote asturiano, es decir, a fabas, berzas y patatas. Pero principalmente, al compango: "Todo productos locales", presumen los hosteleros.

En las cocinas, con gran maestría preparaban grandes cantidades de este manjar, que tan bien entra en invierno. "Lo fundamental para el pote es hacerlo con cariño, tiempo y esmero", apunta Tino Río, que lleva cocinando este plato desde su adolescencia.

Poco a poco, las cazuelas comenzaban a llegar a las mesas, que lucían repletas después de un vermú perezoso. Parejas, grupos de amigos y familias dieron rápida cuenta del cocido, primer plato de un menú contundente.

Sin tiempo para digerir, llegó el adobo con patatas. En las cocinas no daban abasto, preparando el menú para unas cincuenta personas, por lo que su explicación sobre las claves de este plato se limitaba a: "Tiene que estar muy fresco y ser un producto de mucha calidad".

A pesar de la incipiente fartura, los comensales no dejaban de devolver a cocina los platos bien rebañados. "Esta todo espectacular", señalaban desde las mesas.

Cuando los cinturones empezaban a estar de más, llegó el turno de otro de los platos estrella de la localidad, el picadillo. Acompañado en este caso de unos apetecibles huevos fritos de casa. "El menú no es precisamente para ir al gimnasio al acabar de comer. Nos gusta la cocina tradicional, sin pijadas", comentan los cocineros.

Con el último culín de sidra. noreñenses y visitantes para la ocasión terminaron de rematar una copiosa comida. Apenas quedaban ganas de postres y el cuerpo pedía una larga siesta de sábado invernal.

Espaldarazo

La buena acogida de las jornadas, que continúan hoy, supone un espaldarazo para los hosteleros, que intentan crear una nueva tradición, como son los callos o el picadillo: "Es un gran logro que todos nos hayamos puesto de acuerdo con el precio y la composición del menú. Nuestro objetivo es crear una fiesta que en el futuro pueda llegar a ser importante", subraya García.

De esta manera, el gremio busca "mantenerse activo", de acuerdo a lo que le exigen "las nuevas condiciones del mercado". García, que forma parte de la asociación de hosteleros local, confía en que estas nuevas iniciativas que están intentando lanzar animen la actividad: "Ojalá esto sirva para que en próximas ediciones se sumen más establecimientos y que los que gente que no está metida en hostelería dé ese paso", concluye.