Nicolás López, de 4 años, tenía ayer un importante cometido en Casquita, con motivo de la fiesta de San Blas, por lo que no ocultó que estaba algo nervioso. Su responsabilidad era entregar, en representación de Poreñu, su pueblo, una réplica de Nuestra Señora de la Candelaria a Lucía Miyar, de 5 años, que la recogió en nombre de los vecinos de Casquita. Los dos, ataviados con el traje regional, estaban encantados con su misión. Les acompañó otro niño, Mateo Alonso.

Seguía de cerca sus pasos Mari Paz Campa, que, en representación de los anfitriones, dio la bienvenida a los vecinos de Poreñu, con quienes se hermanaron hace ya tres años. El entrañable acto de ayer fortaleció aún más los lazos basados en el "apoyo moral, la unión y camaradería". Nicolás y Lucía representan las futuras generaciones a las que quieren legar esta buena sintonía entre los dos pueblos maliayeses.

Lucía fue la encargada, a su vez, de entregarle la Virgen al párroco, Carlos Capellán, que ofició la misa junto con José Ramón García, "Monchu". La ceremonia estuvo cantada por el dúo formado por Estela Miranda y Ana Figaredo. El sacerdote colocó la imagen de la Candelaria en el altar, al lado de la Dolorosa, para que ambas acompañen a San Blas.

Isabel Lanzón explicó que quisieron hacerle este regalo a sus hermanos de Casquita, porque ambos pueblos "se sentirán orgullosos del día que decidieron hermanarse".

La localidad maliayesa celebró su fiesta de San Blas con una comida de confraternización entre los vecinos tras el oficio religioso.