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Las consecuencias de un cambio de ventanas

"Es un desastre total", clama el juez Eduardo González sobre las obras en Siero

El magistrado se suma a las quejas de abogados y procuradores sobre la falta de previsión y los problemas para trabajar a diario por la suciedad

La situación con las obras de sustitución de ventanas en los Juzgados de Siero ha provocado el enfado de los magistrados, hartos de trabajar entre polvo y restos de cascotes. Si los pasados días eran funcionarios, abogados y procuradores los que planteaban sus quejas a través de LA NUEVA ESPAÑA, ahora los jueces elevan el tono. "Es un desastre total", asevera Eduardo González Martín-Montalvo, magistrado del Juzgado número 1 de Siero, que el martes y el miércoles tuvo que suspender sus vistas.

El cambio de las ventanas que se viene realizando durante varias semanas ha provocado que las salas, despachos y pasillos luzcan sucios, llenos de polvo y restos de la obra. Esto obliga a los funcionarios a asumir las tareas de limpieza, ya que cuando llegan por las mañanas, las instalaciones se encuentran en condiciones no adecuadas para el trabajo.

"Lo tremendo es que no traen un equipo de limpieza externo para que solucione esto. No se entiende, pero así no se puede estar", subraya González, "harto" de tener que lidiar con esta situación. El juez se queja amargamente del trastorno que le está causando a la institución y entiende que debería haberse previsto.

"Ni han avisado ni han planificado nada", lamenta el magistrado. Esta falta de previsión ha causado que los juicios tuvieran que suspenderse de un día para otro, circunstancia que no agrada. "Si nos llegan a avisar con tiempo sólo hubiera supuesto organizar las agendas de otra manera. Incluso podrían haberlo hecho en agosto, que para la actividad".

Tras dos jornadas de parón, ayer se vio obligado a trabajar a pesar del estado de las instalaciones. "Hoy no me ha quedado otra que trabajar con las ventanas abiertas y respirando polvo. Tenía una reunión que ya había pospuesto antes y no había opción de aplazarla más", revela el juez.

A la vista del panorama, González recalca que no hay "ni precaución, ni limpieza", y compara la situación con la de una gran superficie comercial, donde "si hacen obras de noche, al día siguiente abren a los clientes y está todo en perfectas condiciones". Algunos funcionarios incluso aseguran que "habían dicho que iban a traer un equipo de limpieza para la obra, pero eso no se ha cumplido".

Estos trabajadores están siendo los más afectados por la obra, que comenzó ya iniciado diciembre y tiene un plazo de ejecución de tres meses. En declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA durante los últimos días, relataban que han tenido incluso, que ir personalmente a comprar plásticos para cubrir piezas sensibles dentro de la sala de vista. Sobre las estanterías de sus despachos, guantes y bayetas, destinados a unas labores que no les corresponden y no tienen más remedio que aceptar.

Los abogados y procuradores, varios disgustados también por la situación, destacan que "los clientes son los que más lo sufren". Ya que han visto como los juicios que tenían previstos para estos días no se celebrarán, en algunos casos, "hasta mayo".

Las obras todavía continuarán durante unas semanas más, ocasionando trastornos a la actividad de los profesionales de la ley y a los que acuden al juzgado. Mientras tanto, el Principado sigue sin pronunciarse sobre la situación, a pesar de las preguntas de este periódico. Por tanto, no parece que el ritmo vaya a incrementarse con el objetivo de minimizar daños y que no se produzcan nuevas suspensiones.

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