Pasteleros y elaboradores tienen dificultades para comprar avellana asturiana, lo que les obliga a tener que recurrir a mercados foráneos. En España, los productores se concentran en Cataluña, y tienen como grandes competidores a los turcos. En Turquía se cultiva el 75% de las avellanas mundiales, por lo que este país es el principal productor. La devaluación de su divisa provocó una caída de los precios de la avellana y una crisis internacional de este mercado.
Pero la avellana asturiana es especialmente valorada por su calidad. En el Servicio Regional de Agroalimentación (Serida), con sede en Villaviciosa, son conocedores de esta situación y creen que es un cultivo con un gran potencial, pero su futuro pasa por su modernización y profesionalización. La mayoría de los avellanos tradicionales se plantaron en los cierres de las fincas, lo que no permite una explotación en condiciones óptimas.
El escollo con el que se encuentran quienes quieren plantar avellanos autóctonos es que no tienen variedades disponibles en el mercado. Así que los investigadores del Serida Ana Campa y Juan José Ferreira se han puesto manos a la obra para seleccionar algunas de las 64 variedades que tienen identificadas para que se puedan vender en viveros y atender así a la demanda de avellana asturiana. Abogan por crear una marca de calidad.
En la confitería Calvo de Infiesto reconocen que "no hay suficiente producción en Asturias" y tienen que recurrir a "proveedores de fuera", que les sirven un fruto que nada tiene que ver con el local por "el aroma o el sabor, tiene mejor calidad". Guillaume Dual agrega que les cuesta encontrar fruto para su crema de avellana con cacao (Asturcilla) "porque no hay una producción profesional", a pesar de que "hay demanda".
