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Revitalizar Noreña

La necesidad del concejo de reinventarse ante la caída de la actividad cárnica en los últimos años

Una terraza llena en la plaza de la Cruz del Noreña el pasado 6 de enero, día de Reyes. CURRO

Decíamos ayer que la caída paulatina, en los últimos años, de la actividad en las industrias cárnicas colocan a Noreña en una encrucijada sobre la que sobrevuela su pequeño tamaño y su estratégica ubicación en la zona central de la proyectada área metropolitana.

De todas formas, no es la primera vez que el concejo tiene que reinventarse.

Durante el siglo XIX, sin tierras para un desarrollo agrícola, ganadero ni industrial, fue capaz de organizar, a través de talleres artesanos, una floreciente actividad en la elaboración y distribución del calzado. En esos años fueron importantes los impulsos recibidos desde Villarramiel, pueblo palentino próximo a Castromocho, que todavía hoy mantiene el cuero como fuente fundamental de su empleo. Detrás del cuero vino mi abuelo materno en busca de un trabajo que no había en la improductiva Tierra de Campos a principios del siglo XX.

Más adelante, en la primera mitad del siglo pasado, los noreñenses cambiaron paulatinamente el calzado por los embutidos. Crearon un sistema de pequeñas empresas en las que, como hecho diferencial, trabajaban muchas mujeres, y que contribuyó a mejorar los niveles de renta del municipio de forma significativa. Los años 60 y 70 vivieron el cénit de la actividad con la creación de empresas, como la célebre "Productos Ya", y mataderos con un mayor número de trabajadores, mientras se mantenía una intensa actividad en los grupos familiares.

Esta febril actividad ha sufrido un claro freno en los años transcurridos del nuevo siglo. Además, el resto de actividades industriales que persisten no pueden compensar los empleos perdidos.

Así que aquí estamos. Bien situados y comunicados, con riesgo de convertirnos en villa dormitorio. Ante esta situación, ¿puede Noreña reinventarse otra vez? ¿O tenemos que bajar los brazos ante la globalización, camino de lo inevitable?

Antes de continuar. Noreña tiene una ubicación envidiable y un desarrollo urbanístico equilibrado que la hacen muy atractiva. Por otra parte, el indeseado cambio climático está permitiendo a nuestra comunidad un cambio de costumbres con mayor ocupación de espacios públicos.

¿Seremos capaces de unir estos ingredientes para favorecer un nuevo despertar de la actividad económica de la villa?

Se admiten propuestas.

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