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A qué suena la Pola

Alumnos del Instituto Escultor Juan de Villanueva trabajan en un mapa de ruidos de la localidad, en un proyecto de mejora de la calidad de vida

Ángela Martínez y Xenia Alonso hacen comprobaciones. MANUEL NOVAL MORO

El alumnado del Instituto Escultor Juan de Villanueva se empeña en convertir la Pola y el resto del concejo en un lugar con calidad de vida. Para ello, trabajan en estudios, pruebas y encuestas cuya vocación es conocer de primera mano qué va bien y en qué cojea el municipio. La iniciativa está enmarcada en el proyecto europeo Erasmus "La ciudad en la que quiero vivir: un punto de vista sostenible", en el que trabajan todos los alumnos de tercero de secundaria y once profesores del centro, si bien está previsto que algunos de los alumnos se impliquen más que otros.

Uno de los primeros pasos para medir la calidad de vida ha sido un muestreo de ruido en las calles de la Pola. Los alumnos salieron a la calle por parejas y, gracias a aplicaciones de captación de sonido, comprobaron las calles más ruidosas y aquellas que tenían el privilegio de ser más silenciosas. Todo este muestreo se situará posteriormente en un mapa y se hará un tratamiento estadístico de los datos en clase de matemáticas. Así, se conocerán los lugares más castigados por la contaminación acústica y se tratará de buscar soluciones.

Tras este primer paso, los alumnos volverán a salir a la calle a hacer encuestas, tanto a amigos, conocidos y familiares como a gente anónima, sobre la calidad de vida, en proporción a la pirámide de población de Siero, con hombres y mujeres de todas edades. Se preguntará sobre hábitos saludables de las personas en materias como la alimentación, el ejercicio físico, el tabaquismo y otros factores que otros factores que influyen en la calidad de vida. Y se aprovechará, asimismo, para que los alumnos profundicen en el funcionamiento global del concejo. No se trata solo desde el punto de vista ambiental, aunque es importante, sino también en cuestiones como la economía, la geografía, el funcionamiento de las instituciones, etcétera. "Se aprovecha para que ellos profundicen un poco en cómo se gestiona una ciudad, de dónde sale el dinero, cómo se elige a sus representantes o las decisiones políticas que hacen que se lleven a cabo unos proyectos y se descarten otros", explicó.

Los alumnos de la Pola compartirán experiencia con otros de la República Checa, Portugal y Finlandia. Un total de 21 alumnos del centro poleso viajarán al resto de países (la primera salida es a la República Checa) durante los dos años que dura el proyecto para participar en encuentros de cinco días donde compartirán sus respectivos trabajos, con el fin último de mejorar la calidad de vida de sus lugares de residencia. Y posteriormente se elegirá a otros cuatro alumnos que pasarán dos meses en un instituto de la República Checa. Para seleccionarlos, se harán unas pruebas en las que se valorarán, además del expediente, la motivación, las competencias sociales, los idiomas o su disposición a acoger a gente de intercambio.

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