Noreña vivió el lunes una noche de consternación. Un hombre de 56 años, cuyo nombre se corresponde con las iniciales T. F. L., natural de Infiesto y vecino de la localidad, se precipitó al vació en el patio de luces de su edificio y murió en el acto. Ocurrió en el número 1 de la calle Libertad, donde vivía solo. El fallecido, que venía de tomar algo en un bar cercano, no llevaba llaves y aporreó el portal hasta que le abrió el vecino del primero. A continuación, subió las escaleras hasta el tercer piso, donde estaba su domicilio y salió por la ventana del rellano para intentar entrar a su vivienda a través de la ventana del aseo, que estaba cerrada. Algo que, según sus vecinos, ya había hecho en otras ocasiones.

Sin embargo, algo falló en esta ocasión. El hombre no consiguió completar la maniobra y cayó al vació desde el tercer piso, situado a una altura de unos ocho metros, golpeándose en la cabeza durante la caída. Su cuerpo quedó tendido boca arriba, sin vida.

"Oí un golpe tremendo mientras estaba viendo el fútbol", relata uno de los vecinos, que se encontraba en el edificio en el momento del suceso. Una versión similar da la mayoría de los que estaban en sus casas. Muchos se asomaron por la ventana, y vieron el cuerpo del hombre en el suelo y a uno de los vecinos que salió rápidamente en su ayuda, avisando a las fuerzas de seguridad y a los servicios de emergencia.

La ambulancia llegó al rato, pero nada pudo hacer para salvar su vida, y cerca de la medianoche se produjo el levantamiento del cadáver.

El suceso genero expectación y conmoción entre los vecinos, que permanecieron en la zona mientras intervenían la Guardia Civil y los sanitarios.

Según explican sus conocidos, T. F. L. tenía previsto dejar la casa y volver a Infiesto hoy mismo. No pudo cumplir sus planes.

T. F. L. había trabajado en una empresa de ventanas y puertas de aluminio en Granda (Siero). Además, sus amigos lo recuerdan como "un manitas", que solía acudir a sus casas a repararles cualquier tipo de avería. Era una cara conocida en la Villa Condal, pues frecuentemente alternaba por los locales de hostelería próximos al domicilio donde perdió la vida. Con respecto a su carácter, los que le conocían señalan que era "una buena persona", siempre "respetuosa".

En los últimos tiempos había sufrido algunos incidentes, que pudieron haberle costado la vida. En dos ocasiones se quedó dormido en la cocina de su vivienda, ocasionando sendos incendios en su interior, con la consecuente humareda y el riesgo de asfixia. Una de esas veces tuvieron que intervenir hasta los bomberos, que desalojaron el edificio.

Durante la jornada de ayer, todo el mundo hablaba de lo sucedido en Noreña. "Ha sido una desgracia", repetían en la calle Libertad. Mientras, se celebró el velatorio en el tanatorio de Infiesto, lugar al que, finalmente, no pudo regresar en vida.

Hoy está previsto que se celebre el funeral de cuerpo presente, a partir de las 13.00 horas, en la iglesia parroquial de la localidad piloñesa. Una vez finalizada la ceremonia, el cadáver será llevado al tanatorio El Salvador de Oviedo. Allí sus restos serán incinerados.