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Falta de información, retrasos y averías: el infierno de Feve entre Avilés y Candás

"Funciona fatal, parece que quieren prescindir del tren", coinciden los usuarios de la línea, para la que piden más personal e inversiones

Trenes que no llegan, continuos retrasos, falta de información, convoyes que se paran en medio de la nada, vagones sucios y en mal estado... Las quejas de los usuarios de la línea F4 de Feve, que une Cudillero con Gijón y discurre por Carreño, son tan variadas como numerosas. Los viajeros denuncian que la calidad del servicio es cada día peor desde hace un par de años, y temen que la falta de inversiones y mantenimiento sea una estrategia de Renfe para dejar morir el servicio: "Es un infierno".

Los problemas en la línea que pasa por Candás los conoce bien María Agustina Álvarez. "Más bien los padezco todos los días", puntualiza esta avilesina que, al menos en dos ocasiones al día -ida y vuelta- realiza este trayecto en el ferrocarril de vía estrecha.

"Funciona fatal", incide Álvarez, a quien, sobre todo, afectan los retrasos. "Ayer (por el martes) el tren de las 9 de la mañana llegó media hora tarde. Esto pasa continuamente y, además, nadie avisa", critica con fervor la usuaria, que en más de una ocasión ha tenido que avisar en el trabajo de que llega tarde por culpa del tren.

La frecuencia de los retrasos y las cancelaciones hace que muchos usuarios se vean obligados a coger el tren con mucho margen si no quieren llegar tarde a su destino. Este es el caso de Alejandro Álvarez y Diego Solís, compañeros de módulo que todos los días van a Avilés. Pese a que el trayecto que une ambas localidades dura unos 20 minutos, los estudiantes salen de Candás una hora antes.

"Los retrasos son muy habituales, y por eso no te queda otra que salir con mucho tiempo", se resignan los jóvenes, que llevan "desde septiembre" sufriendo los problemas en el servicio: "Al final hasta te acostumbras".

Para los vecinos, el problema no sólo está en los retrasos del servicio, sino también en la falta de alternativas. Y es que el Feve es la única opción viable para llegar a Avilés en transporte público. La posibilidad de ir en autobús es desechada por la mayoría, ya que obliga a ir a Luanco y se tarda mucho más tiempo.

"No tenemos otra opción", asumen Maica Rodríguez y Felisa Rodríguez, conocedoras de las deficiencias del tren. "A veces hay retrasos de hasta 45 minutos, las averías son habituales... Pero no nos queda otra", coinciden. "Quieren que la gente no utilice el coche, pero no mejoran el transporte. ¿Cómo vas a ir en tren a trabajar si cualquier día te deja tirada?", se pregunta Felisa Rodríguez.

Tal y como recuerdan los viajeros, los graves problemas en el funcionamiento de Feve vienen de los últimos años. "Cada vez va a peor", lamenta Jesús Ron, quien considera que Renfe no está invirtiendo ni en infraestructuras ni en personal ni en los vagones: "Parece que quieren prescindir de él".

Este es uno de los temores de la asociación de vecinos de Candás, que hace más de un año que emprendió una verdadera cruzada para tratar de mejorar el servicio ferroviario con Avilés, "única vía para llegar a la localidad y fundamental para los vecinos de la zona rural".

Además, la entidad presidida por Luis Fernández también urge a la administración la puesta en marcha de una serie de mejoras en la red que pasa por Carreño que, de momento, no se han llevado a cabo. Entre ellas se encuentra reforzar el túnel del Tranquero, renovar la catenaria en Zanzabornín y Xivares y duplicar el tramo de vía entre Aboño y Trasona, lo que facilitaría el tráfico ferroviario.

"Llevamos tiempo solicitando la puesta en marcha de estas medidas, de momento sin haber obtenido respuesta de la administración", clama Fernández, para quien esperar al Feve "es todo un acto de fe". Otro de los caballos de batalla de la agrupación vecinal es la falta de personal en la estaciones, lo que en ocasiones dificulta el acceso al servicio, sobre todo para personas mayores.

Mientras a muchos les sobrevuela la duda de si la administración suprimirá estos servicios, algunas viajeros del concejo ya han decidido prescindir de él por voluntad propia. Al menos cuando se trata de ir a Gijón. Y es que, tal y como reconocen los habituales de Feve, así como para ir a Avilés no les queda otra opción que coger el tren, para ir a la capital de la Costa Verde todos prefieren el autobús.

El principal motivo es la actual ubicación de la terminal ferroviaria gijonesa, "muy alejada del centro". "El autobús te deja mucho más céntrico y tienes la misma frecuencia", resume Felisa Rodríguez.

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