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Toda una vida en pegatinas

Después de 40 años coleccionando adhesivos políticos, Miguel Sánchez reúne 85.000 en su casa de Meres

Arriba, pegatinas de la comarca del Nora. Sobre estas líneas, las primeras pegatinas de la colección. A. I.

Miguel Sánchez es historiador y geógrafo, tiene 65 años y lleva 40 coleccionando pegatinas de partidos políticos, sindicatos y activistas ecologistas. Su casa de Meres (Siero) es un auténtico museo, con 85.000 diferentes, y sus "hijos", los adhesivos, constituyen un testimonio único de la historia de nuestro país. Desde el año 1975 hasta la actualidad, pocas pegatinas se le han escapado a este fanático. "La mía estará entre las dos mejores colecciones de España", asevera.

Todo comenzó cuando hacía el servicio militar. "Me mandaron a Sevilla y, cuando volví de allí, me di cuenta de que ya tenía 3.000", relata. Su curiosidad viene de antes, de su época de universitario. "Soy de la primera promoción de Geografía e Historia en la Universidad de Oviedo. Me pilló la Transición, un momento de gran actividad política y social", subraya.

A pesar de que ya han pasado cuatro décadas, Sánchez dice acordarse perfectamente de la primera pegatina que entró en su colección. "Era una de la Coordinadora Democrática de Asturias. Lo recuerdo tan bien porque era yo quien las pegaba", comenta entre risas.

La vida, poco a poco, le llevó por otros derroteros, algo que complicó la continuidad de su afición. Desde finales de la década de 1980 hasta finales de la siguiente, fue archivero de Hunosa. "Durante esos diez años, el trabajo me absorbía. Además, tenía una gran actividad política y sindical. Solo podía recoger algunas en aquella época. En esos años perdí de conseguir muchas porque no me dedicaba a ello", lamenta.

Afortunadamente para él, esa época pasó y, cuando llegó la prejubilación, decidió dedicarse a su pasión "a tiempo completo".

Para lograrlo, recorre sedes de partidos políticos y sindicatos, y también acude a manifestaciones y a intercambios, como los que se organizan anualmente en una localidad cercana a Cangas de Onís.

"Otra forma de conseguirlas es a través de mis conocidos. Muchos amigos me las traen directamente. Incluso en las sedes ya me conocen, y ya las tienen preparadas cuando llego", celebra.

En todo este tiempo, Sánchez ha ido haciendo amigos en el mundillo y la experiencia ha sido casi siempre gratificante. Casi, porque hace poco vivió su único incidente relacionado con el coleccionismo. "La única vez que tuve lío fue arrancando una pegatina de una farola. Me armaron bronca, pero, cuando se lo expliqué, me llevaron al archivo que tenían y me dieron muchas".

De esta manera, casi siempre pacífica, ha logrado una colección que tiene de todo. Desde partidos asturianistas a carlistas, de extrema derecha e izquierda, "sin discriminar", puntualiza. Cada día dedica sus horas a escanearlas, guardarlas en sobres de cristal, "si son anteriores a los 90", y, si no, las introduce directamente en el álbum. Su intención es continuar "hasta el último aliento", con la pasión de su vida. Pero, cuando llegue el momento, quiere que la colección, toda su vida en pegatinas, se quede en Asturias", indica.

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