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Carneado abre la historia de Valdediós

El guía turístico transmite su entusiasmo por el conjunto monumental desgranando anécdotas, con talleres para escolares y un relato ameno: "Siempre que giro la llave - del Conventín pienso en tantos y tantos que han hecho lo mismo a lo largo de los siglos"

Roberto Carneado muestra algunas de las láminas con las que explica la historia del conjunto monumental de Valdediós. MARIOLA MENÉNDEZ

Cuando uno disfruta de lo que hace consigue transmitir ese entusiasmo a quienes le escuchan. Es, precisamente, lo que caracteriza a Roberto Carneado, guía de Valdediós desde hace más de 11 años. Conoce y disfruta de cada recoveco, historia y anécdota del conjunto monumental. Se licenció en Historia del Arte porque se enamoró del arte, aunque apuntaba para maestro. Así que compagina estas dos pasiones y engancha a los escolares al Prerrománico en sus visitas con talleres prácticos. Les enseña cómo preparaban los morteros con cal, agua y arena entonces, y les muestra el carbón vegetal y los óxidos minerales amarillos y rojos que usaban para pintar. Guarda algunos de estos elementos en pequeños cofres para dar más emoción a la historia, y él mismo ha construído unos pequeños andamios y escaleras para que los chavales se metan en la historia de Valdediós. Él se los mete en el bolsillo.

Sorprende el gran manojo de llaves que carga y, para no perderse, empieza por una verde, que guía el orden del resto. "No utilizo la llave del siglo IX para abrir la puerta del Conventín, pero sí la de 2016", pues es la fecha de la última copia, comenta con gracia. Se pone más serio para hacer una confesión: "siempre que giro la llave pienso en tantos y tantos que han hecho lo mismo a lo largo de los siglos, que entraron y vieron el interior a lo largo de la historia y con diferentes fisonomías". A él no ha dejado de fascinarle.

Como quiere que lo mismo le ocurra a quien visita Valdediós, adapta la visita guiada en función del interés, edad, conocimientos e, incluso, el tiempo del que disponga el público. "Con los críos trabajo más lo visual, para que les llegue de otra manera, y les cuento anécdotas para que no les resulte aburrido", indica Carneado. "La suerte que tienes en un conjunto monumental como el de Valdediós es que tiene muchas posibilidades y mucho campo", reconoce. No se queda únicamente en el Prerrománico; cuenta al visitante que hubo una cueva en el paleolítico en Polleu y la villa tardorromana de La Ería, en Puelles. También explica que el nombre original del lugar era Boides, que evolucionó hasta Puelles, y que los monjes cistercienses que fundaron el monasterio lo bautizaron como Valle de Dios, que derivó en Valdediós.

La joya artística es, sin duda, el Conventín, inaugurado en el año 893 y que es el único edificio que se mantiene, y en muy buen estado, del conjunto palatino levantado en el reinado de Alfonso III. Carneado cuenta que reutilizaron piezas en su construcción, como columnas de rocas plutónicas, que "despiertan mucha curiosidad", y de mármol, de origen tardorromano. Inauguraron este templo siete obispos, uno de Zaragoza, pero extraña que no figure el de Oviedo. No resulta indiferente la inscripción de la entrada: "aquel que intente quebrantar mis ofrendas sea privado Cristo de tu luz, tráguele vivo la tierra, la mendicidad y la lepra caigan sobre su descencencia". Roberto Carneado lo compara con la alarma de seguridad de la época para evitar robos o destrozos.

El palomar cerca del monasterio tampoco pasa desapercibido al visitante. El guía explica con gracia que las palomas mensajeras que pudiera haber serían "la conexión wifi" de la época. El cenobio fue fundado en 1200 por el císter, y los reyes Alfonso IX de León y Berenguela ordenaron la construcción en 1218. Carneado bromea con que es el "monasterio torcido y anfibio de Asturias" porque cada poco se inundaba, como atestigua la marca del agua en 1691, que casi alcanzó los tres metros. La construcción también cedió, como se observa en varios puntos. Es la belleza y grandeza de Valdediós, que tan bien transmite su guía.

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