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Los vecinos de Varé presumen de historia

La capilla local acogió la firma de la Carta Puebla de Siero, que permitió la constitución del municipio en 1310

Indalecio García, Felisa Llera, Pilar Suárez, Toni Nava y Florín Suárez revisan las fotos de la última reconstrucción de la capilla. M. M.

Los vecinos de Varé (Siero) están muy orgullosos de la historia de su pueblo. No es para menos, pues en su capilla, antiguamente bajo la advocación de Nuestra Señora Santa María Magdalena -ahora de Nuestra Señora de la Asunción-, fue donde, el 16 de octubre de 1310, se firmó la Carta Puebla, que 40 años antes les había otorgado el rey Alfonso X El Sabio. Aquí, por tanto, se constituyó el primer ayuntamiento de Siero. En el barrio de Les Campes se celebraba un mercado semanal que, con el tiempo, se trasladó a la Pola. Cerca de la capilla también hubo un palacio.

Los vecinos están muy agradecidos a Francisco Rato Blanco por sus investigaciones sobre la historia de esta localidad de la parroquia de Anes. Fue en 1270, en Burgos, cuando Alfonso X El Sabio otorgó a Siero una carta de privilegios con una serie de concesiones. Pero tuvieron que acudir al noble y poderoso caballero Rodrigo Álvarez de las Asturias, al frente del señorío de Siero, para que intercediera e hiciera efectivos esos beneficios. Finalmente, se firmó el mencionado documento en Varé y se constituyó el municipio en 1310. Es evidente que fue un lugar importante en Siero, a pesar de ubicarse en un extremo del concejo, junto a la parroquia gijonesa de Ruedes. "La capilla es lo que nos queda como patrimonio", destaca Florín Suárez, y junto a ella hubo un camposanto, apostilla Pilar Suárez. Toni Nava comenta, como curiosidad, que la campana que luce en lo alto perteneció al Ferrocarril de Langreo.

Según recoge Rato, ya en el año 857 hay constancia de la existencia de la iglesia de Santa María de Varé, en Anes. La capilla fue destruida durante la Guerra Civil y se recuperó tras la contienda. Los vecinos la rehabilitaron en 2011, con ayuda del Ayuntamiento y del Arzobispado.

Toni Nava y Florín Suárez representan la vinculación de Varé con el tren. Ambos son ferroviarios, oficio que heredaron de padres y abuelos. Explican que tuvo mucha importancia en la zona el conocido como "plano inclinado", que había entre la estación de San Pedro y La Florida, en la línea Laviana-Gijón. Los trenes bajaban esta pendiente por su propio peso y el ascenso lo hacían a través de una máquina fija, donde trabajó el abuelo de Florín Suárez. Toni Nava lo hizo en La Florida, que "era el núcleo" y desde donde se construyó el túnel de cuatro kilómetros hasta la estación de Noreña. En Varé también hubo muchos mineros, un trabajo que complementaban con las tareas del campo.

Felisa Llera calcula que ahora en el pueblo quedan poco más de 30 casas habitadas, pero, aunque ya no viven muchos vecinos naturales de Varé, hay bastantes residentes de fuera y los que marcharon mantienen sus vínculos. Felisa Llera es de Ponga, pero está encantada. "Estamos muy bien aquí porque estamos muy cerquina de todo: del hospital, del mercado... Estamos en la zona rural y en pleno corazón de Asturias", subraya. Florín Suárez insiste en la misma idea porque, a pesar de vivir en el pueblo, están a un cuarto de hora de cualquier punto del centro de Asturias. Alfredo Nava reside en Gijón, pero no perdona su localidad natal en verano porque está "más tranquilo y aquí respiras aire puro".

Lamentan que haya pocos niños, pues, si hace unos 15 años cogían el autobús 34 para ir al colegio a Noreña, ahora son cuatro. Toni Nava recuerda que antes venían a la escuela de Varé críos de los pueblos limítrofes.

Entre las demandas vecinales, Indalecio García pide arreglar la fuente de la capilla. Esperan por un área recreativa y unos bancos y mesas junto a la capilla. Echan en falta un centro social.

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