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El Peña Careses alimenta la tierra

Los alumnos del colegio poleso participan en un taller de agricultura que complementa el proyecto de huerto que desarrolla el centro

Lucía Ríos muestra un panel a Candela Nido, Emma Varillas y Alba Félix.

El colegio de Educación Infantil Peña Careses, de la Pola, siempre ha tenido a gala la innovación y el uso de la tecnología avanzada, pero no por ello renuncia a que su alumnado trabaje con las manos y en contacto con la naturaleza. Ese es uno de los objetivos del proyecto de huerto que el centro tiene en marcha, y que todos los años da sus frutos para regocijo de alumnos y docentes.

Todo el alumnado del centro disfrutó de un taller impartido por la técnico de producción agrícola Lucía Ríos Piñeiro, en el que los alumnos aprendieron a cultivar sus propios alimentos.

En primer lugar, aprendieron a distinguir las semillas de cada uno de los productos: zanahoria, cebolla, brócoli, lechuga, judía, ajo puerro, berenjena, calabaza, espinaca y maíz, con sus diferentes tamaños y colores, que ya les llamaron muchísimo la atención.

Posteriormente, pusieron todo ello en práctica, manchándose las manos, que es como hay que hacer estas cosas. Cada alumno hizo bolas con semillas, arcilla y tierra, y las depositó en hueveras de cartón llenas de tierra a la espera de que empezasen a germinar.

Como señaló la monitora, el taller trabaja numerosos campos, desde la psicomotricidad hasta la concienciación sobre la alimentación sana, y lo mejor de todo es que los alumnos se lo pasan en grande haciéndolo.

Lo ideal para todos hubiera sido que que las plantas crecieran allí mismo ante sus ojos, pero esa es otra de las lecciones que los niños se llevan para su casa: que para obtener algunos resultados hay que esperar y tener paciencia.

El trabajo en equipo y los valores enfocados al medio ambiente son otros de los beneficios de la actividad del huerto, en el que no solo muestran entusiasmo los alumnos, sino también las profesoras. Cada alumno del colegio se llevó a su casa una huevera con el producto ya plantado, con la idea de que lo cuide y lo vea crecer.

Y las maestras, que según la monitora están "muy involucradas" con la actividad, cuidan también el huerto del centero, en el que plantan alimentos de todo tipo que los niños ven crecer a lo largo del curso.

Nada más gratificante para niños y mayores que degustar frutas y verduras que han producido ellos mismos. Es una forma de dar valor a la naturaleza y de fomentar una alimentación pegada a la tierra. Pero tendrán que esperar hasta ver su deseo satisfecho.

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