El concejo pide al Principado protección para la "identitaria" manta candasina
El estudio de Fe Santoveña concluye que la prenda se ajustaba a la moda europea, pero desarrolló en la villa un "proceso social" único

Amelia Fernández y Fe Santoveña, presentando las conclusiones del estudio ayer en Candás. / S. ARIAS
Candás, Sara ARIAS
El Ayuntamiento de Carreño iniciará los trámites para que la manta candasina sea protegida como patrimonio inmaterial de Asturias. Así lo anunció ayer la Alcaldesa, Amelia Fernández, en la presentación del estudio encargado a la antropóloga Fe Santoveña, "Traje tradicional, indumentaria popular y transformaciones culturales en el concejo de Carreño. La manta candasina como Bien de Interés Cultural protegido". "Lo que es objeto de protección es el proceso social, es la dinámica social de un pueblo lo que la hace identitaria", detalló Santoveña al público. El estudio será subido mañana a la página web municipal.
Y es que la presentación del estudio contó con muchas preguntas de las presentes, en su mayoría candasinas. Y una de las dudas planteadas fue si la manta candasina podría tener una Denominación de Origen Protegida (DOP), un punto que la regidora descartó por estar vinculado a los productos agroalimentarios. Además, indicó, "sería engañarnos a nosotros mismos decir que la manta tiene origen en Candás".
Y es que, según perfila el estudio, en el que Santoveña ha trabajado en los últimos meses, las mantas llegan a principios del siglo XX a la villa marinera desde Gijón, donde las mujeres compraban las toquillas que se fabricaban en la potente industria textil catalana. En general, responden a la moda general de la época en toda Europa.
Si bien, la manta adquirió relevancia en Candás porque las mujeres vinculadas al mundo de la mar, desde las rederas a las conserveras, la utilizaban, y con el paso del tiempo y el uso se acabó convirtiendo en un objeto identitario para los vecinos de la villa marinera, que ahora recibirá protección.
Con todo, la manta candasina tiene un estándar fijo. Debe tener pico, entredós y puntilla, y "debe cruzar en el pecho y atar atrás", puntualizó Santoveña. Es negra porque corresponde a un momento en el que la moda tenía este color como predominante para determinadas prendas. Y era fruncida. Tras su desuso en la segunda década del siglo XX, fue recuperada por las peñas marineras candasinas en la década de los setenta, aunque sufrió alguna pequeña modificación. Son más pequeñas, se visten más abiertas y los puntos de costura son más ornamentados.
Santoveña también habló sobre los hilos, de algodón. Un material más duradero que la lana porque no le atacaba la polilla. "Son telas más baratas, que están tratadas químicamente para durar mucho tiempo", detalló la antropóloga, de quien la alcaldesa dijo que ha realizado el estudio demostrando "gran capacidad de trabajo y rigor".
El estudio también será repartido por las sedes municipales y se enviará al Museo del Pueblo de Asturias. Si bien, están abiertos a nuevas aportaciones de los vecinos, grandes colaboradores de la investigación.
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