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La Pola | Maravillas del mercado

A falta de ajos, buenos son los ajetes

Las primaveras lluviosas de Asturias invitan a apostar por un producto que tiene buena demanda por su versatilidad en la cocina

Christian Calabrese vende unos ajetes a Rosa Cañadas. MARIOLA MENÉNDEZ

El clima húmedo de Asturias provoca que en la huerta no se den bien los ajos, así que la solución es cultivar ajetes. Es lo que hace Christian Calabrese, animado porque es un producto que luego tiene bastante demanda en el mercado de los martes de Pola de Siero. Este año no llegó ni a plantar los ajos, después de que las lluvias de la primavera pasada se los echaran a perder, aunque cree que en ésta, más seca, igual los hubiera logrado.

En lugar de usar los dientes como simiente, sembró las cabezas de ajo, de las que brotan los ajetes, muy apreciados, sobre todo, para preparar en revueltos, salteados e, incluso, a la plancha.

Rosa Cañadas, que también es productora, le compró ayer un manojo a Calabrese, que los vende a 1,5 euros los 200 gramos. Los suele cocinar con pescado, salteados con verduras y también los echa a la tortilla, después de descubrir que ésta le gusta más, por ejemplo, con puerro que con cebolla.

"Aquí el ajo se da muy mal y el ajete es una forma de adaptar el cultivo porque rara vez la primavera viene seca en Asturias", explica Cañadas. La otra opción es cultivarlo en invernadero. Los ajetes están en su punto porque "empiezan a engordar ya" y entonces se guardan como simiente para volver a sembrar.

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