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Mercado con raíces en Noreña

El recuperado zoco de la Villa Condal se llenó de padres, abuelos y niños que disfrutaron con los gochos asturceltas y la corta de troncos

Por la izquierda, Noelia Peinó, Pelayo Loredo y Lucas González, pescando botellas de sidra ayer en Noreña. A. ILLESCAS

La vida es, para algunos asturianos del mundo rural, el tiempo que transcurre entre mercado y mercado. Sabina Gago lleva desde niña recorriéndolos, llevando los productos de su huerta. "Soy de Varé, a siete kilómetros de Noreña. Traigo lo que cultivo, todo natural. Mi abuela y mi madre solían recorrer estos mercados, antes había muchos más". Gago lo recuerda con melancolía, pero también con la alegría de que se haya recuperado el mercado tradicional de Noreña.

La iniciativa de traer de vuelta este evento, que llevaba dos años sin celebrarse, la tuvo Beatriz Corzo, concejal de Foro Asturias en Noreña: "Esto es una pequeña muestra. Queremos que se consolide y poder tenerlo una o dos veces al año".

En el mercado organizado por el Ayuntamiento y la Unión de Comerciantes hubo un ambiente espectacular desde primera hora. Muchas familias se acercaron a comprar verduras, embutidos y ver a los gochos asturceltas. "Somos de Hevia, veníamos a dejar a nuestra otra hija a ballet y nos encontramos esto. Es bueno que vayan conociendo esta cultura. Nosotros, para salir de casa, llevamos madreñas, y ese legado tendrán que cogerlo ellas", explicaba Jorge Reguera, junto a sus pequeños Izan y Laura Reguera.

Tan tradicional como lo que se vendía en el mercado es la relación entre abuelos y nietos, que también estuvo presente en la Villa Condal. "Somos de San Martín, pero tenemos al nieto en El Berrón. Cuando trabajan los padres venimos a cuidarlo. Hoy lo trajimos aquí y ya se va contento con su camión de juguete nuevo", apuntaba Javier Azor, mientras su nieto Álex jugaba encantado con su nueva adquisición.

Eran las doce la mañana y aún no había comenzado el tradicional vermú de fin de semana de Noreña. Sin embargo, aunque los chigres permanecían vacíos, el mercado rebosaba vida.

Los niños se entretenían con los juegos tradicionales traídos por el equipo "Seis conceyos", encargado de la exhibición de troncos. Unos probaban suerte tirando las fichas a la rana, mientras otros pescaban las botellas de sidra con la caña y meneaban la cadera con los aros.

Poco después comenzó a sonar la megafonía. Ya espalmaban los primeros culetes y se servían las primeras cañas de cerveza de la mañana. Comenzaba la exhibición de corta de troncos.

"Hacemos una demostración que suele llamar bastante la atención al público. Empezamos con corta en horizontal con la sierra tradicional. Lo que se hace es el sistema tradicional que se usaba para secar la madera antes del invierno. Pero lo que más llama la atención es la corta en altura", explicaba David Naredo, miembro del club "desde que nací". Posteriormente, hubo una carrera de lecheras, a la que se sumaron los más jóvenes.

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