"Hay una playa hermosa en el concejo de Llagarón, que se llama Rebolleres por su perfume embriagador", dice la canción. Pero la realidad, en este caso, contradice -que no supera- a la ficción. Porque casi no queda playa, desde luego en su estado actual es difícil de considerar hermosa, y su perfume, rodeada de basura y en un claro estado de abandono, tampoco parece que exalte el ánimo.
A mediados del siglo XX, el de Rebolleres era uno de los arenales más concurridos de Candás, hasta que comenzó a utilizarse como vertedero. "Lo llamaban 'la cuchera'", recuerda Luis Fernández, presidente de la asociación de vecinos.
Ya a finales del centurio, con la llegada de Cogersa al concejo, la zona dejó de ser un vertedero. Pero no fue hasta 2009 cuando la Demarcación de Costas decidió recuperarla. Así, hace ahora una década se mejoraron los accesos, se instalaron duchas y se construyó un solarium de madera.
Candás había ganado una playa para regocijo de vecinos y hostelería, que veían en Rebolleres un nuevo impulso turístico para el concejo en una fecha en la que los golpes de la crisis ya habían tambaleado la economía de los españoles.
En junio de 2010, unas fuertes lluvias provocaron un argayo en la ladera que sepultó la práctica totalidad de la playa y sus instalaciones. "Y así se ha quedado hasta hoy", lamenta Fernández sobre la suerte del arenal candasín.
Desde entonces, la asociación de vecinos de Candás viene reclamando a la Demarcación de Costas y al Ayuntamiento que recuperen la playa. "Es una auténtica pena verla así", critica Fernández sobre el arenal, un recurso turístico más del municipio. Pese a su pobre estado de conservación y a haber sido sepultada por la tierra, Rebolleres sigue teniendo algunos usuarios en verano. "Hay quien se ha hecho un poco de hueco para colocarse e ir a la playa. Pero es una lástima que siga estando así", incide el líder vecinal.
