Algo pasaba este fin de semana en Lugones. Sonaba trap, rap y reggaeton, la gente vestía moderna y se comía en foodtrucks. Podía ser Londres o Berlín, cunas del underground, pero no, era la localidad sierense, que se ponía el chándal vintage para disfrutar de la primera edición del Vibrafest. Por el recinto pasaron más de 3.000 personas, deseosas de disfrutar de una forma de vida en alza.

Apenas pasaban unos minutos de las doce de la mañana del sábado cuando se empezaron a pinchar los primeros barriles de cerveza y a rodar los patines por el skatepark creado por la organización. Durante la mañana, también hubo valientes que desafiaron al rocódromo y exhibiciones de aikido y Krav Maga (artes marciales japonesa e israelí, respectivamente).

Mientras llegaban más actividades matinales, muchos se entretenían en el mercado estilo Candem, ubicado en el interior. En estas, los balones de fútbol americano comenzaron a volar por los alrededores. Eran los Gijón Mariners, que dieron una exhibición de este deporte, talleres de aprendizaje y reclutaron nuevos jugadores.

Hablando de exhibiciones, tampoco podía faltar una de graffiti, el arte urbano por antonomasia. En ella, un puñado de virtuosos dejaron al público con la boca abierta.

El Vibrafest también quiso contar con una serie de talleres y eventos que enseñaran valores de civismo. Con esta idea, se organizó una actividad en la que los más pequeños aprendieron sobre reciclaje. A su vez, durante la mañana del sábado también acudió una asociación protectora de animales con varios gatos para adoptar.

Según avanzaba el día, el hambre comenzaba a apretar y las foodtrucks lucían repletas, ofreciendo a los asistentes comida japonesa, mexicana, americana y, cómo no, asturiana. Para acompañar el almuerzo, María Casals ofreció un espectáculo de rhythm and blues.

A las cuatro de la tarde, se puso en marcha la carpa de los conciertos de pago, contando con una gran afluencia desde el minuto uno. Abrieron la veda los amateur, con una batalla de gallos. A continuación, fue el turno de los ilustres "Frenetiks" con un espectáculo de rap freestyle.

Entre medias, también hubo tiempo para las risas. En la zona gratuita, el humorista Litos ofreció un monólogo que hizo saltar unas cuantas carcajadas. La noche se alargó hasta las cuatro de la mañana, con varios conciertos, entre ellos, el del trapero "Rels B" como plato fuerte.

La jornada de ayer fue más tranquila, hubo quien se acercó a tomar el vermú, disfrutar de un desfile canino y llenar el buche en las foodtrucks; poniendo así fin a un festival que ha venido para quedarse.