"Aquí decimos que gochu que entra, gochu que maten, pero este no va a ser el caso". Con estas palabras recibía ayer la chacinera noreñense Tere Jaime la presencia de la nueva estatua del gochu de granito que luce en la plaza de La Nozalera, y que ha tenido muy buena aceptación entre los noreñenses.

La Villa Condal celebraba ayer la última jornada de las fiestas de San Marcos del Picadillo y el Sabadiego con una concurrida sesión vermú impulsada por un buen tiempo que llenó las terrazas de todas las calles y plazas, incluida la de La Nozalera. En esta última jornada, el picadillo ha vuelto a ser protagonista en todas las mesas, tanto en las tapas que muchos bares ofrecían con las bebidas como en los menús. Los establecimientos hosteleros volvieron a llenarse al mediodía, y en casi todas las mesas el menú incluía el picadillo, un producto que triunfa siempre en Noreña y que atrae a gente de todas partes.

Y también estuvo a pleno rendimiento el puesto de venta de sabadiegos, tanto empaquetados para llevar como fritos en bocadillo que, impulsada por la Orden del Sabadiego, llevaron varios integrantes de la Organización Juvenil Española (OJE) de Colloto. Es ya un clásico de las fiestas que no puede faltar en Noreña. "Gusta mucho y se vende muy bien", aseguraba Toni Arango en el puesto.

En cuanto a los actos oficiales, la jornada comenzó a las doce del mediodía con una misa solemne en la iglesia de Santa María de Noreña, cantada por el Orfeón Condal, que tras la liturgia ofreció un breve recital.

Y para amenizar la sesión vermú tuvo lugar el tradicional concierto de la bandina y la banda de música de Noreña en el quiosco del paseo Fray Ramón, en el que sonaron clásicos del cine, música popular y canciones , en general, muy conocidas.

Una jornada redonda, acompañada por el buen tiempo, que hizo que se prolongase la fiesta hasta bien entrada la tarde. Era difícil encontrar sitio en una terraza en toda la jornada. Todo un éxito para cerrar el programa.