La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Alguna comida es un refugio, una droga", dicen los comedores compulsivos

El colectivo organiza un encuentro el fin de semana en Perlora para avanzar en la curación de "una adicción como la del alcohólico"

Carmen, en la sede de Comedores Compulsivos de Asturias. S. ARIAS

Carmen (nombre ficticio) es una comedora compulsiva. Se trata de un desorden alimenticio relacionado con la incapacidad de estas personas para gestionar sus emociones, lo que les lleva a tener una relación insana con la comida. El próximo fin de semana, 70 comedores compulsivos de toda España se darán cita en Perlora para unas jornadas de convivencia. "Es una adicción como la del alcohólico que no sabe beber, en este caso es comer; digamos que está relacionado con problemas de no saber gestionar las emociones y lo que haces es que te las tragas", explica Carmen.

Un duro padecimiento que no tiene en cuenta la edad, el género ni la raza. "En la adolescencia es cuando surgen, se notan, te empiezas a dar cuenta de que algo no funciona bien con la comida y hay gente que le pone freno y otros que vamos tirando. Me di cuenta a los 33 años que no podía más", detalla. Se trata de un desorden alimenticio como la anorexia o bulimia porque dentro de los comedores compulsivos "hay gente que deja de comer, gente que come y vomita y gente que come mucho, que siempre tiene hambre".

Y esta compulsión, que somete a las personas que la padecen, está relacionada con problemas de gestión emocional, por lo que podría explicarse como una reacción relacionada con un cuadro de ansiedad. Un síntoma de que algo no funciona bien: "Sería más fácil decir que utilizamos determinada comida como una droga, un refugio. Por ejemplo, a mí una manzana no me lleva a comer, pero sí un paquete de regalices con mucho azúcar, es una vía de escape que muestra lo superficial pero no ves lo de abajo, que es lo que se trata en terapia", comenta Carmen, miembro del grupo "Comedores Compulsivos Anónimos", que organiza el encuentro en Perlora.

Unas jornadas con las que quieren sensibilizar sobre el desorden alimenticio de los comedores compulsivos que, asegura, es muy poco conocido y comprendido. Pero hay solución. "Lo primero es aceptar la enfermedad como lo que es, una enfermedad, y no como que yo como más o yo es que estoy más gordo". Una vez que los afectados reconocen el desorden alimenticio, comienza la curación, y ahí entra en juego el grupo de comedores compulsivos anónimos, que sigue el programa de 12 pasos de Alcohólicos Anónimos. Se trata de una terapia grupal de autoayuda. Uno de los puntos que destaca el colectivo es, precisamente, que se tratan entre iguales: "Nos entendemos, el testimonio de personas que lo padecen ayuda a salir".

Es posible una recuperación y establecer una relación sana con la comida, aunque es necesario tener en cuenta que se trata de una adicción. "No lo cura una pastilla, no es fácil, hay que luchar día a día y no puedes decir que ya estás curado porque es muy complejo; es necesario llegar a la causa que te lleva a comer compulsivamente, es una lucha profunda diaria".

Por eso, recomiendan que aquellas personas que comen sin hambre, usan la comida para huir de los problemas y tener un momento de desconexión, son incapaces de dejar una bolsa de patatas fritas sin terminar o tienen drásticas subidas y bajadas de peso, acudir a la asociación (www.comedorescompulsivos.es) y participar en las sesiones anónimas.

En Perlora se reunirán todo el fin de semana pero el sábado, a las 18 horas, en el hotel Piedra, harán una sesión abierta a familiares o personas que piensan que pueden padecer el desorden alimenticio y quieren obtener más información. Allí, la asociación explicará en qué consiste ser un comedor compulsivo y habrá testimonios de miembros del colectivo.

Todo para mostrar que hay salida y que juntos pueden lograrlo. "Esperamos que nuestro testimonio valga a la gente a darse cuenta o a salir de la situación en la que están porque tiendes a no decirlo pero somos muchos y podemos ayudarnos", concluye.

Compartir el artículo

stats