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Segunda alternativa, retener talento

Noreña, tras resistirse durante muchos años, entra en un preocupante saldo migratorio negativo

Segunda alternativa, retener talento

Aunque ahora resulta difícil de imaginar, solamente retrotrayéndonos sesenta años, es decir, tres generaciones que actualmente conviven en Noreña, nos encontramos con un serio problema de desigualdad en el acceso a la educación. Eran años de enseñanza segregada por sexos, y cuando en los inicios de los años sesenta se abre un instituto era sólo masculino. Las chicas tuvieron que esperar cinco años para inaugurar el suyo. Además, no era infrecuente tener compañeros que no se podían dedicar completamente a estudiar porque tenían que colaborar en los trabajos que sostenían la economía familiar.

Este panorama se transformó rápidamente y pocos años más tarde la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación fue ganando terreno velozmente. Enseguida entramos en la época en la que acceder a la universidad o a la formación profesional era el pasaporte para encontrar un puesto de trabajo que permitiera encarar el futuro, y no hacía falta ir muy lejos. Solamente aquellos a los que la dinámica diaria de un pueblo pequeño les apretaba buscaban el futuro lejos.

Ahora los tiempos han cambiado y los jóvenes del siglo XXI con excelente preparación sólo contemplan su vida profesional alejados de Asturias. Se van con velocidad creciente. Así, en el periodo 2002-2006, 143 residentes en Noreña, la gran mayoría jóvenes, habían salido de Asturias. En tan sólo una década la cifra se ha duplicado. La cifra de inmigrantes externos, también en descenso, no contrarresta estas salidas.

Afortunadamente, en lo que va de siglo Noreña ha sido un polo de atracción para el resto de los concejos asturianos a la hora de fijar residencia. Los primeros años resultaron fulgurantes, con un saldo migratorio positivo de 700 habitantes. Este saldo favorable se mantuvo incluso durante los años de la crisis económica 2007-2009, con el incremento de otros 300 vecinos. A día de hoy, los datos son más inquietantes. Sin poder sustraerse a la tónica general, aunque en menor medida, Noreña ha entrado en saldo migratorio negativo, con la pérdida de más de 100 habitantes en los últimos cinco años. Excepción positiva ha sido 2018. Otro aviso para navegantes.

Más allá de las cifras, la salida constante de los jóvenes de un concejo tan pequeño se concreta en historias que afectan a la vida diaria de familiares, amigos y vecinos que siguen su vida con ritmo diferente. Padres y abuelos sujetos al Skype para mantenerse en contacto permanente con sus hijos y nietos, mientras empiezan a pensar en las dificultades para permanecer en sus domicilios con el paso del tiempo. La contrapartida actual es que, hasta ahora, los carteles de "se vende" encuentran respuesta en los concejos vecinos. Solamente manteniendo el talento que exportamos podremos encontrar soluciones para mantener la actividad económica y evitar la desestructuración social.

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