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Triunfo absoluto de los callos de Noreña con el gran movimiento por el puente festivo

Los hosteleros, encantados con los resultados, que estiman "incluso mejores que otros años, llegando a triplicar a un fin de semana normal"

Por la izquierda, Miguel Menéndez, Andrés Velasco, Nicolás Espina, Eder Fonseca, René Coviella, Adrián Pérez y Rubén Bueno. A. I.

Ha sido un puente extraordinario para la hostelería de Noreña. Las Jornadas gastronómicas de los callos han superado todas las expectativas, llenando los treinta establecimientos participantes y dando vida a la Villa Condal. Para los propietarios de restaurantes, este año "ha sido incluso mejor que otros", especialmente por "cómo ha caído el puente, pasando la fiesta del domingo al lunes". Esto ha provocado la llegada en masa de personas de fuera de la localidad, que se sumaron a los autóctonos, que siempre honran sus fiestas.

Una de las más contentas con el resultado es Maite Martínez, hostelera y presidenta del gremio. Ella apunta que "esta edición ha sido mucho mejor que la de otros años, lo cuantificaría en un 30% más, o incluso superior", puntualiza.

El perfil del cliente que ha parado durante estos cuatro días en su restaurante es el visitante de otras zonas del Principado: "Tuvimos mucha gente de las Cuencas, Oviedo, Gijón... Personas que no son habituales", añade Martínez.

Asimismo, la coincidencia con los actos de la Inmaculada en el acuartelamiento de Cabo Noval -el sábado- también atrajo clientela: "Vinieron muchas familias. Había tanta gente que no pude coger todas las mesas y mira que el local es grande", concluye Martínez.

Una situación similar a la que vivió Pablo García. Él ha visto como las ventas se "triplicaban" durante estos días respecto de un fin de semana normal. "Aunque el tiempo no acompañó del todo, la cosa ha ido muy bien. Al final, para comer callos encaja", plantea el hostelero, que ha tenido su restaurante permanentemente completo durante la totalidad de las jornadas gastronómicas.

Por el local pasaron los habituales, pero también muchas personas que acudieron a la Villa específicamente para comer callos. "Tuvimos mucho cliente nacional, de otras partes de España, que vinieron aprovechando el puente largo", comenta García.

Un funcionamiento completamente distinto tiene el local de Unai Díaz. Al tratarse de un establecimiento en el que no se sirve comida, con motivo de las jornadas prepararon 30 kilos y se daba una tapa de callos con la consumición: "Los dábamos al vermú, cuando más gente hubo, y por las tardes. El domingo al mediodía ya se habían acabado", relata Díaz. El punto flaco para ellos fue la noche. A su parecer, por la coincidencia con el Oktoberfest de Pola de Siero y con el aniversario del Premiere: "Mucha gente joven fue allí, pero nosotros siempre estamos bien, no tenemos queja", concluye el hostelero noreñense.

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