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Aliatar, el adelantado en El Berrón

Renos, gansos y un show francés impresionan en la visita del emisario real, recibido por una multitud

Bueyes arrastrando una de las carrozas de la cabalgata de Aliatar. A. I.

Cuando faltaban apenas diez minutos para la cabalgata del Príncipe Aliatar, que se adelantó ayer a los Reyes Magos en El Berrón, algunos no sabían donde ponerse. "¿Por dónde viene?", se preguntaban en medio del tumulto de padres e hijos. Las borlas en bufandas y gorros, con los plumíferos en plateado, dominaron los atuendos en una tarde noche fría, en la que no faltaron padres pidiendo a sus hijos abrigarse: "Mira a tu amigo como si que se pone la capucha".

Y surgió el espectáculo, con fuegos artificiales, animales y bolsas llenas de caramelos. Esperaban los niños ansiosos a llenar sus bolsas de dulces cuando para algunos empezaba su propio show. "¡Aliatar!" bromeó un joven al ver a su amigo, con abrigo de idéntica hechura pasear por el centro de la calle saludando.

Los mayores lo pasaban bien y los más pequeños comenzaron a hacerlo con el estruendo, primero de los voladores y después de los fuegos artificiales. No compartían su entusiasmo los perros, que soltaron algún chillido. En su salsa estaban otros animales. Renos con cascabeles despertaban pasiones a su paso por la avenida Oviedo. Sobre la carroza saludaba un conocido de Aliatar. Tras ellos, llegaron los gansos sin que, como en "Los caballeros de la mesa cuadrada", de los Monty Phyton, nadie se preguntara si pesan "lo mismo que una bruja".

Detrás, lo mejor: un dromedario construido de cinco metros y el espectáculo francés, directamente llegado de París. Aliatar no defraudó.

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