Después de más de tres meses fuera de su hogar, los vecinos de Tazones pueden volver a sus domicilios. Un argayo en noviembre ha implicado para ellos mas de lo que podían "imaginar". Una pequeña tragedia que, ahora, cuando abren la puerta, después de tanto tiempo, ha traído consigo disgustos. Ver el barro, las humedades y "que queda mucho trabajo por delante" es duro, a la vez que "alegra por volver a estar en casa".

Lo cuentan los residentes en la localidad del concejo de Villaviciosa, tras poder retornar a sus domicilios, una vez el Ayuntamiento ha colocado una "valla dinámica" en la ladera que se desplomó sobre sus vidas.

Siete vecinos fueron los principales afectados por el argayo, causado por el temporal de lluvia y viento. De los dos bares, uno ha reabierto ya, pero el otro espera a poder limpiar el destrozo causado.

Tampoco todo es gloria para los que retornan a sus domicilios. La mayoría se encuentran un panorama complicado, marcado por el barro, que les llega hasta las ventanas y las puertas traseras. También hay humedades. Mucho que limpiar.

La principal afectada es Pilar Fernández. Ella comparte la vivienda con su madre. Con todo, celebra parcialmente el poder volver a su casa, pero también sufre al ver la gran cantidad de barro que aún debe quitar.

No es la única, esta situación la vive también uno de los establecimientos hosteleros de la zona. Las secuelas del argayo se notan y todavía tendrán que hacer una exhaustiva limpieza para poder regresar a su negocio, con el notable perjuicio causado.

La pequeña localidad del concejo de Villaviciosa comenzó a volver a la normalidad hace tres días, el pasado sábado. Fue entonces cuando el gobierno municipal permitió a los vecinos volver, después de completar una acción que eliminaba el riesgo de que la titubeante ladera pueda caer sobre las casas.

Ahora, queda por delante unas semanas de reparaciones. Eliminando las humedades, el barro y el miedo. Una vez todo esté solucionado, habrá que dirimir las responsabilidades económicas de lo sucedido.