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El paragües

Personismo

Hay que afrontar la enseñanza sexual de forma transversal y fijar la competencia de quien la imparte

Personismo

El asunto del "pin parental" ha abierto la caja de los truenos. La exigencia de autorización expresa de responsables familiares para que los menores reciban determinadas enseñanzas tiene como núcleo la "Educación Sexual". Esta enseñanza no es curricular, no tiene validez académica, no existen programaciones oficiales de la misma, no se establece la competencia pedagógica de quien la imparte y suele ser personal no docente quien la enseña. Ciertamente, en determinados países es una enseñanza reglada; no es nuestro caso. Eso que dicen de que su enseñanza ayudaría a frenar la violencia de género y las agresiones sexuales, además de mejorar la tolerancia hacia las opciones sexuales de cada persona, no es demostrable. Suecia, el país con mayor tolerancia sexual, que lleva muchos años impartiendo la materia oficialmente, presenta mucha más violencia contra la mujer, tanto física como sexual, que España. La enseñanza sexual debe ser una materia transversal, aunque ciertas áreas toquen aspectos específicos. La tolerancia y el respeto a las singularidades personales debe estar presente en todo quehacer educativo. Frente a "machismo" y "feminismo" se necesita "personismo"; no con el significado que definió Vicente Verdú, sino como la preponderancia de la persona por sí misma. Existen documentos como el de la Oficina Regional de la OMS para Europa "Estándares de Educación Sexual para Europa" o el de la Unesco "Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación en Sexualidad" que quienes imparten deberían conocer. ¡Ah!, y también los políticos.

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