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La central de El Bayu ya está derribada y la chimenea quedará rehabilitada en abril

Los trabajos, "casi artesanos", van a buen ritmo - y la icónica construcción, algo inclinada, quedará asegurada tras más de diez años de incertidumbre

Trabajos en la chimenea de El Bayu, en Pola de Siero, ayer. A. I.

Un mes después de que se iniciaran las obras en la antigua central eléctrica de El Bayu -en la senda fluvial del Nora, en Pola de Siero-, la nave ya ha sido derruida y se erige en protagonista -algo torcida- la mítica chimenea, en cuya rehabilitación ya está trabajando. El ritmo de la obra es bueno, según confirmó ayer -durante una visita a la zona- el director de los trabajos, Alejandro García. Junto a él estuvieron técnicos de EDP -empresa que costea la intervención- y la edil Susana Madera. Todos se congratularon de lo bien que marchan los trabajos, muy delicados, "casi artesanos", señalaron. Se espera que, si no hay complicaciones, todo esté rematado a principios de abril o incluso antes.

Así lo reconoció García, quien, si bien quiso moderar su optimismo, apuntó que cabe la posibilidad de acelerar el plazo. El primer paso en la intervención era eliminar la nave de la central eléctrica que completaba el complejo junto con la chimenea. Esto ya está resuelto. La zona se saneará y se acondicionará, echando grava. Está previsto que también se coloque un recordatorio, en forma de placa, para que aquellos que pasen por la senda fluvial tengan presente la historia del lugar.

Lo siguiente será asentar correctamente el conducto de 26 metros de altura, empleando como relleno en la zanja restos de la propia nave. En este proceso, se calcula que se repondrán unos 8.000 ladrillos. "Casi lo estamos haciendo a martillo y cincel. Había un martillo neumático, pero no nos atrevemos a meterlo", comentaron durante la visita.

Propuesta de derribo total

La resolución de este expediente es todo un logro. No en vano, era uno de los que más se habían atravesado al Ayuntamiento de Siero, junto al de la gasolinera de Ullaga y el caso del complejo histórico de El Águila Negra.

Más de diez años de vaivenes que ponían en peligro un símbolo de la Pola, el cual, además, está catalogado y es un bien de interés histórico y cultural. Sin embargo, llegar al punto actual ha sido harto complicado. En 2013 se llegó a aprobar en el Pleno municipal la retirada de la protección a la chimenea, para así poder derribarla, pues se consideraba que era un peligro para los paseantes, desdeñando su valor arquitectónico y simbólico. Finalmente, esa iniciativa no siguió adelante y volvió a detenerse cualquier posible actuación.

La siguiente intentona ya hablaba de derribar la nave anexa y de tratar de rehabilitar la chimenea, una operación que no acabó de agradar a algunas instituciones y partidos políticos. La necesidad de una gran cantidad de informes y el miedo a que el derribo de la nave pudiera afectar a la chimenea acabaron por dilatar los plazos.

Fue en los primeros días del mes de enero cuando se comenzó a trabajar en la zona. Por entonces, el alcalde, Ángel García, celebró que se consiguieran dejar atrás las complicaciones. Ayer, el regidor no pudo ir a comprobar los avances en la obra, ya que se encontraba en Madrid manteniendo una reunión con un fondo de inversión, al que ofreció parcelas del polígono de Bobes.

Por ello, fue Madera la que hizo referencia al quebradero de cabeza con las licencias. "Por suerte, que no dependa estrictamente de nosotros, era lo último que nos quedaba pendiente", comentó.

Y es que la dependencia de otras administraciones ha sido el principal impedimento para que Siero pudiera acelerar la resolución de algunos de sus grandes retos. Pasó con los accesos al área comercial de Paredes, que tuvieron que pasar por los gobiernos nacional y regional. Algo similar a lo que sucede con la pasarela que se pretende construir entre Lugones y La Fresneda. En el caso de la chimenea, el problema era su catalogación histórica.

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