Ante las reclamaciones de los agricultores por su situación económica, se me escapó la memoria cuarenta y nueve años atrás. Entonces la mili era la mili y en esa circunstancia conocí un compañero del grupo "Los Sabandeños" que tocaba el ukelele. Algunas veces cantaba "La polca frutera", canción protesta contra intermediarios en el negocio frutero. Comentaba la circunstancia de fraude hacia los productores. Siempre en voz muy baja denunciaba que el sistema dictatorial colaborase a la explotación de quienes hacían posible que tuviésemos algo que comer. Medio siglo después poco cambió la cosa, aunque ahora se les llene a algunos la boca con palabras como justicia social y democracia. Pobres. Protestaron, en un sistema democrático, y llevaron palos. Si la protesta de los apicultores hubiese sido como la de los independentistas catalanes habrían llevado sus trajes y soltado unos cuantos enjambres de abejas, pero suelen ser personas con sentido social y responsabilidad. Y por mucho que el conspicuo Sr. Ministro D. Luis Planas nos diga que la mejoría en el precio de productos para los agricultores no tiene por qué repercutir en los consumidores, no nos lo creemos, porque lo dice la polca: "¿De quién es ese palacio orgullo del mundo entero? Eso es de un intermediario en el negocio frutero".
