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La pomarada, el refugio del alcalde de Llanera

Gerado Sanz desconecta de la política en la finca familiar de Tuernes el Pequeño: "Aquí me siento tranquilo y estoy entretenido"

Gerardo Sanz, ayer, cortando una rama en su finca de Tuernes el Pequeño. S. ARIAS

Ramón Pérez Rodríguez, el abuelo del alcalde de Llanera, Gerardo Sanz, siempre quiso que su nieto aprendiese todo lo relacionado con el campo en el caserío familiar de Tuernes el Pequeño. Y a sus 44 años, el regidor puede decir con orgullo que tiene sobresaliente en las labores agrarias que son, ahora, su espacio de desconexión con el día a día en el Ayuntamiento. Ya no hay vacas en la cuadra de casa, pero hay tres pomaradas a las que se dedica con tesón. "Aquí me siento tranquilo, respirando el aire y escuchando les llueques de les vaques, estoy muy entretenido", aseguraba ayer en plenas tareas de poda en la pomarada que plantó entre 2012 y 2013.

Sanz, que desarrolla su segundo mandato al frente del Consistorio por el PSOE, tiene claro que el medio rural necesita apoyo. Está comprometido con la lucha de los ganadores contra el que considera cartel de la leche, que, dice, manipuló los precios entre el año 2000 y 2013. "Debido a esas prácticas muchas ganaderías han tenido que cerrar; ahora tienen que unirse e ir todos juntos a reivindicar sus derechos", señala. En su casa siempre ha habido ganado, "seis o siete vacas, como en todos los sitios", y fue hace 3 años cuando se fue la última. "Cuando murió mi abuelo siempre quedamos con alguna porque mi abuela, Palmira Fernández, no quería beber leche si no era de casa. Y yo, que fui mal comedor, salí adelante con la leche de las vacas de casa", recuerda.

El Alcalde creció con eso de "estudia, que esto no tiene futuro" y acabó licenciado en Informática, profesión a la que se dedicó como docente hasta su entrada en el Ayuntamiento en 2015. "Me encanta enseñar, lo echo de menos y cuando llego a casa me pongo con la tablet a seguir conociendo lo último en tecnología, desde programación a desarrollo", comenta. Una profesión a la que afirma que volverá: "La política tiene fin, estoy de paso", para añadir a renglón seguido que no es "muy cómodo para las jerarquías porque me gusta decir lo que pienso y defender los intereses de Llanera por encima de quien sea".

Y para liberar tensión, el regidor dedica el tiempo que puede a la pomarada. Ayer estaba en plena poda. "Hay que quitar las ramas que van hacia arriba porque es madera, las que van en horizontal son las que tienen fruta", detalla. Allí crecen manzanas de Denominación de Origen Protegida (DOP) con las que elabora una rica sidra casera de las variedades durona, de la riega, xuanina y verdialona, "más dulce y temprada", dice. Una afición a la que le animó Juan Mangas, quien fue de los primeros en plantar manzanos en Llanera y le asesoró en todo lo necesario para la producción de manzana. "Me convenció y ahora hay días que sólo puedo podar cuatro árboles por la tarde porque no tengo tiempo, ahora no tengo horario, pero un día o una mañana como esta, suple".

Unas labores de campo con las que se siente encantado y feliz y de las que piensa que deberían estar más valoradas. "Hay que respetar más al sector, desde el ámbito político y de la sociedad, debemos llevar este conocimiento a la formación de los colegios para que niños y niñas salgan con esa conciencia sobre el medio rural". Quien valora, asegura, respeta.

Y, ayer, mientras cogía las tijeras para eliminar una rama o tiraba de serrucho para las cañas más gruesas, iba repasando algunas de las necesidades que tiene el concejo, como tener una mayor agilidad en la tramitación municipal de la que dice tiene demasiada burocracia. También le preocupa el techo de gasto y la estabilidad presupuestaria. "No es justo que un concejo como Llanera, con deuda cero y 5 millones de euros de remanente de tesorería, no pueda invertir", señala. Y critica las limitaciones que tienen a la hora de renovar al personal municipal.

Unos asuntos que le preocupan y que consigue dejar a un lado cuando está entre los manzanos.

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